El empanamiento de la adolescencia.

Mi hijo ha entrado oficialmente en la adolescencia.
Siempre ha ido al mínimo esfuerzo, creo que ha dedicado más minutos en su vida a planear como trabajar menos que en trabajar. 
Nunca trae tarea a casa;  en el último minuto,  antes de que suene el timbre,  termina todas las actividades, para no tomarse la molestia ni de pasear los libros.
Estudia, en el mejor de los casos, la tarde antes del examen  (y encima saca unas notas más que aceptables) y me promete, como un político de los chungos, cada trimestre, que para el próximo lo va a dar todo.


Situación número uno de la era “soyunadolescentedemanual”: 

- Wichi, ¿aún no te han mandado el trabajo de Geo?
- Estamos empezando el tema, pero esta vez, lo voy  a hacer con tiempo, para no ir  tan a lo justo.
- Me parece perfecto, ¿por dónde vais?
- Renacimiento
- Me encanta, Da Vinci, Miguel Ángel, Brunelleschi…
- Sí, bueno, no te flipes mucho que es  sólo un tema..

Pasan los días y se me olvida, porque no soy una máquina, porque la obligación es suya, que no mía,  y porque me ha pedido que confíe en él. Entro en la plataforma digital del colegio y veo que el plazo para entregar los trabajos termina en dos días, ¡dos!.
Primero  entro en pánico, luego,  me preparo la bronca que le va a caer, después,  pienso que, con suerte, en un momento de lucidez,  ha empezado a hacerlo en casa del pater y por último me envío a mí misma un par de enlaces con información, paporsi, toca hacer el trabajo en el último momento.

Cuando llega a casa, le pregunto (manteniendo  el tipo en un alarde de calma interior):

- ¿Cómo llevas el trabajo de geo?
- No he empezado, ¿qué hay de comer?
- ¿Cuándo se entrega?
- Mmmm, no sé, aún falta
- ¡¡En dos días, se entrega en dos días!! , y mañana tienes extraescolares.
- ¿En serio? No han dicho nada en el grupo
- ¿Esperas a que en el grupo se hable de un trabajo para empezarlo?
- Si, mmmm, bueno, no, no, claro que no.

Resultado: trabajo hecho en una tarde, adolescente que ni se inmuta y madre que no sabe si darlo en adopción, apuntarse a un curso de psicología aplicada al  mundo del adolescente empanao o pedir asilo político hasta que cumpla por lo menos 25 años.



Comentarios

  1. a veces hay que castigar

    otras dejar que suspendan

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    1. debería, verdad? ainss es que tiene esa cara de angelito...

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  2. Yo ya lo he superado, alguna noche me he quedado haciendo uno de esos trabajos. Hoy son chicas normales, con las carreras terminadas. Así que solo me queda apoyarte

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  3. Es una época complicada. Temando suerte y un gran beso.

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  4. Simplemente magistral ...

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  5. No sabes como te entiendoooooooo.... (ya sabes, mal de muchos, consuelo de tontos) pero es que hay días que bufff... El mío también va por el Renacimiento y a empujón de madre pesada, lo cual me lleva a folloncete diario y cruce de dedos para que ya cambie (que cambian, el mayor lo hizo, doy fe) y que no me tenga que volver a preocupar por las tareas o adivinarlas...
    No creo en dejarlos solos que se espabilen... creo que al menos un poco hay que estar pendientes. Me aventuro a decir, que es una de las etapas que más nos necesitan (aunque no lo parezca) jugar a la balanza entre dejarlo ser mayor y estar pendiente es muyyy difícil.

    Ale! ya me he desahogado jajaja ;P
    Bss

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    1. Y lo que nos queda, Silvia!!!!

      Es un buenazo, y cariñoso, pero de verdad, está colgao en la parra...

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  6. Jamás hagas tú de lo que a él le corresponde hacer. Deja que suspenda y que afronte las consecuencias de su negligencia. Elévale la canasta. Una cosa es la adolescencia y otra que tú consientas lo que no debes. Le haces mucho daño. No temas a ser exigente.
    Besos.

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