Y de repente...¡la Navidad!.

Es Navidad, lo ha dicho el Corte Inglés. Las muñecas de Famosa se dirigen al Portal, El Almendro (y la familia) vuelven a casa, con un poco de suerte, nos visita el calvo de la lotería, bueno este año, la Diosa Fortuna, Shakira nos felicita las fiestas con Freixenet, y la Igartiburu da, una vez más, las campanadas, (echo de menos a Ramón García y su capa).
Desde todos los medios, nos instan a ser felices y olvidarnos de la crisis. En estos días, la felicidad es una especie de Decreto de obligado cumplimiento. Nadie quiere ser feliz a la fuerza, aunque la corriente nos arrastre a serlo.
¿Por qué me tiene que gustar la Navidad?. ¿Por qué tengo que llenar el congelador de marisco y carne, como si se aproximara una guerra?. ¿Por qué me tiene que apetecer meterme en un centro comercial con la música a tope y la calefacción más alta aún?. ¿Por qué tengo que hacer una cola de casi una hora para que una niñata con unos pendientes del mismo diámetro que su cabecita loca y masticando chicle me envuelva un regalo?.
Por otra parte, con niños en casa, casi se olvida todo eso y se vive la Navidad con la inocencia de los seis años. Todo es mágico: las luces, los envoltorios brillantes de los regalos, los villancicos, los belenes, y al final, terminamos sufriendo la Navidad y todos su daños colaterales por ver sus caras.
Todos los años me pasa lo mismo; como Álvaro tarda en decidir lo que quiere, cuando salgo de compras, el super juguete de moda está agotado. Por lo visto, hay niños con las ideas muy claras y se deben decidir en Octubre o antes. Mi amigo Luís, dice que lo mejor es comprar los juguetes, sin esperar a que se decidan y luego convencerles de que son los más chulos. Yo esto, la verdad es que, no lo veo muy lícito, es como imponer y el niño se tiene que expresar, ¿no?. En mis tiempos era la Nancy o la Barriguitas para las niñas y Los Playmobil o los Geyperman para los niños, y no había problemas. Ahora hay miles de juguetes de brillantes colores en las estanterías de las tiendas incitando a los niños "¡¡compramé, compramé!!".
Llevo dos días buscando el Super Estadio de Bey Blade, y está agotado en todas las jugueterías, ayer me dolía la cabeza, y hasta he soñado que una peonza gigante me perseguía. Esta mañana se ha obrado el milagro, lo he encontrado, bueno no es el que buscaba, pero sirve lo mismo, me ha costado un discreto codazo a una señora que lo estaba mirando y no se decidía, pero cuando lo he pagado, he sentido no sé..como, como la abuelita del anuncio...una especie de subidón, subidón.
Creo que los dos días de berrinche con el Super Estadio, me han compensado sólo de imaginarme esa carita de alegría cuando lo vea.
Eso es todo, por este año, he terminado, lo he encontrado todo y por fin desapareció el dolor de cabeza, soy ¡¡ libreeeee!!.

Comentarios

  1. Desde el año pasado ya no ponemos Reyes, y este años es el segundo, entre primos, sobrinos, padres, tios y tias, amigos, etc. etc... más de 30 se acabó, y me alegro aparte del pastón, era un més de tiendas y escaparates, que horror, un saludo. (Si algún día soy rico mandaré al servicio a comprar los regalos, je je je ...)

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  2. Feliz año, Alicia. Y que los Reyes se porten bien contigo, jeje.

    Saludos.

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