La marcha atrás.


Cuando me estaba sacando el carnet de conducir, mi padre me llevaba al aparcamiento de al lado del Circuito para hacer prácticas. Un día, se empeñó en que recorriera todo el parking marcha atrás, yo que no estaba muy puesta en esto de ir para atrás, le dije:

- Total si sólo hace falta para aparcar..., además con la cabeza girada, me duele el cuello, y no veo bien, y además...ains!.

A pesar de mis protestas, tuve que hacerlo. El coche empezó a girar y girar como una peonza ¡que mareo!, yo no sabía que hacer y no acertaba a pararlo, el almuerzo amenazaba con salir de mi cuerpo disparado y mientras mi padre me decía, empezando a peder los nervios:

Endereza, pero endereza, leche!

- Claro, cómo si fuera tan fácil, ¿ para que lado? ay, ay, que no sé que hacer...

Al final, después de un rato, acerté a parar el coche y quedarme muy quieta, estaba mareada, como si me hubiera subido a la noria después de media de Tio Pepe...ay! que malita estaba!!

- Anda si esto de la marcha atrás no sirve nada más que aparcar, ¿cuándo voy a tener que recorrer tantos metros así?. Dije yo, con los ojos como Marujita.

Mi padre, que es especialista en predicciones nefastas y acierta siempre (él encarna a la perfección aquello de si algo puede salir mal, saldrá mal) me dió por toda respuesta:

- Tú imaginaté que te metes en una calle estrecha detrás de un camión y no puedes dar la vuelta, y el camión pincha o tiene una avería...

- Pues doy la vuelta.

-No puedes, la calle es muy estrecha.

- Marcha atrás no se debe..

- La policia está allí y te indica que tienes que salir así, además , hasta que no salgas tú, los demás no pueden y se están impacientando.

-Pues le digo al policía que yo no puedo, que me haga el favor.

-..........( esta parte es irreproducible).

Total, que le dí la razón y pensé que con no meterme en una calle estrecha detrás de un camión, tenía bastante.

Pero claro de estas reflexiones de juventud, han pasado muchos años, y ayer tuve la brillante idea de entrar en la calle Santo Domingo detrás de un camión.

Veo que se para, hay un todo terreno delante, se ve humo, sale el conductor, se masca la tragedia.. ay! no puede ser verdad!, las tres y media de la tarde, un calor pa morirse, y yo aquí atascada, tal y como había planeado (que no vaticinado) mi padre.... Pasan unos minutos, la gente se impacienta, la grúa que no llega, la del todo terreno, que decide que nos vayamos todos marcha atrás...¡no!,¡no puede ser!.

Pues sí, podía ser, de hecho , así fué. Allí estaba yo, dando volantazos como una loca, el coche parecía tener voluntad propia y se iba para los lados, un señor mayor, de los que vigilan las obras, me decía: ¡endereza, endereza...!, y yo que ya tenía la cara descompuesta y las cervicales machacás me iba incorporando poco, a poco a la Calle Paúl, mientras recordaba: Tú imaginaté que te metes en una calle estrecha detrás de un camión y no puedes dar la vuelta, y el camión pincha o tiene una avería...

Comentarios

  1. No tengo carnet, ese problema no lo tengo lo tiene mi mujer, un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Eso que te encuentras Mané, yo hay veces que dejaría el coche en cualquier sitio y me iría andando ..
    María, salí, con dificultad, con miedo,pero salí!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Comentando que no criticando.

Entradas populares