Emmanuel




Emmanuel vende pañuelos de papel y ambientadores en el semáforo que está cerca de mi casa. Emmanuel es una gran persona, tiene siempre un sonrisa para todo el mundo, incluso en este invierno frío y lluvioso que hemos tenido.Él sujeta el paraguas ( antes para la lluvia, ahora para el sol) con una mano y con la otra enseña los pañuelos, tengo provisiones hasta el próximo invierno, Emmanuel me pregunta todos los días cómo estoy y me pregunta todos los días por " mi amigo" refiriéndose a mi hijo

-Yo tengo uno en mi tierra- dice, y se le paraliza la eterna sonrisa y se le humedecen los ojos. Después de un momento, vuelve a sonreir y desea buenos días a quien quiera escucharlo. Hoy me ha preguntado por su amigo, sabe que está con fiebre, y me ha preguntado si se toma bien la medicina, mientras sigue vendiendo pañuelos de papel y regalando sonrisas. " Es un tío grande" me digo a mí misma, y me voy a mi cómodo trabajo de este lado del mundo, pensando si una persona con esa fuerza y con esa alegría no debería tener una oportunidad.

El día que baje y no lo vea pensaré que por fin le dieron una oportunidad o que ha vuelto a su país precisamente por la falta de oportunidades.Es muy triste que alguien deje todo lo que tiene para venir a esta tierra de charanga y pandereta a vender pañuelos en un semáforo. Es terriblemente injusto que, algo que para nosotros no es nada,le convierta en una persona feliz y agradecida, mientras que nosotros nos andamos quejando por nuestros absurdos problemas de gente con suerte.

Emmanuel nos enseña todos los días a sonreir y a ver las cosas desde otra perspectiva,la del optimismo ,la del agradecimiento. En realidad, Emmanuel, estamos en deuda contigo.Gracias por sonreir.

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