El Homo sapiens sapiens, ese yonqui emocional

Desde que el mundo es mundo, (más o menos),  existe una especie de conciencia de socialización.
Ya el Homo erectus, cuando se da cuenta de que cazar es más efectivo que seguir comiendo toneladas de raíces, decide  trabajar  en equipo, (cazar una gacela es más fácil si se hace entre todos).
Los expertos consideran que esto en es un avance con respecto a la inteligencia  del Homo Habilis. 
Se le supone,  por tanto,  a este antepasado nuestro, la inteligencia, por el hecho de “socializar” de manera efectiva y sin complicarse la vida.

Pero hete aquí, que el Homo sapiens sapiens ha debido perder la inteligencia en el camino, porque nuestro deseo de expandirnos socialmente, llega a ser absurdo.

Platón en su obra  “El banquete”   expone: 

"Todos los hombres tenían formas redondas, la espalda y los costados colocados en círculo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos fisonomías unidas a un cuello circular y perfectamente semejantes, una sola cabeza, que reunía estos dos semblantes opuestos entre sí, dos orejas, dos órganos de la generación, y todo lo demás en esta misma proporción".

“...los cuerpos eran robustos y vigorosos y de corazón animoso, y por esto concibieron la atrevida idea de escalar el cielo y combatir con los dioses. Y ante aquella osadía, Júpiter, que no quería reducir a la nada a los hombres, encontró la solución, un medio de conservar a los hombres y hacerlos más circunspectos, disminuir sus fuerzas: separarlos en dos. El problema surgió después: Hecha esta división, cada mitad hacía esfuerzos para encontrar la otra mitad de que había sido separada; y cuando se encontraban ambas, se abrazaban y se unían, llevadas del deseo de entrar en su antigua unidad, con ardor tal que, abrazadas, perecían de hambre e inacción, no queriendo hacer nada la una sin la otra".

No seré yo quien cuestione  nada  menos que a Platón, pero  flaco favor nos ha hecho.
Nos hemos empeñado en creer que somos la mitad de un todo y andamos penando por esa mitad,  que lo mismo  existe en otra dimensión,  o está muerto,  o se dedica a la vida contemplativa, o directamente ni existe,  ni ha existido nunca.
Y ahí estamos: perdiendo la paz, la felicidad y hasta, a ratos,  la salud, por una absurda quimera, por la promesa de una vida mejor si es al lado del trozo que nos falta.
Y permitimos, en muchos casos,  que alguien nos obsequie con las migajas de un cariño forzado, nos conformamos con amores de saldo, con emociones intermitentes y nos hacemos un daño infinito e irreparable.
Ese es el gran error, no somos seres incompletos, no lo somos, la felicidad está dentro de cada uno y no al lado de alguien.
Pensar que sólo puedes ser feliz al lado de una persona determinada, ¿no es darle demasiado poder?.
Insisto: más ratos de risas y de tequilas y menos pensar en si llamará o no ( que tal y como está el mercao, fijo que no llama).




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Comentarios

  1. Siempre he pensado que eso de la media naranja estaba sin rematar, creo que nos quedamos con una mitad cercana pero no la óptima, que cualquiera sabe donde está. Un abrazo para ti

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