La gatita.

Llevo toda la vida convencida de que soy animalista y  proMadre, y resulta que más bien soy una intolerante mascotil.
Mi hijo siempre ha querido tener un gatito, y yo me he hecho la loca de todas las formas posibles, todos estos años, alegando alergias, falta de tiempo y todo lo que se me iba ocurriendo, para evitar tener un animal en  casa, porque sabía que no me iba a gustar la convivencia, (por mi problemilla con el orden,  la limpieza y esos detallitos sin importancia, que me alteran una mijita).
He conseguido llegar hasta la adolescencia del rubito, sin grandes traumas. De hecho,  ya había renunciado a la idea del gatito, pero hete aquí que el manchego, ha recogido una gatita. Después de  las miles de fotos, vídeos, y demás testimonios gráficos de la fierecilla,   con que me había petao el móvil, (en plan padre primerizo), se me despertó un desconocido  (en mi) instinto maternal (con un animal, que me encantan, pero cada uno en su hábitat y dios en el de todos) y cometí la torpeza de ofrecerme voluntaria para cuidarla una noche.
Resumiendo mucho:
La tuve encima toda la tarde, que está muy bien, pero me seguía al baño, y bueno, digamos, que me cuesta concentrarme.
Tener el arenero  en el mismo sitio dónde cocino, me desconcertaba mucho y por más que tenía todo abierto, (lo suficiente para ventilar , pero no mucho para que no se escapara), el olor a gato, no se terminaba de ir.
No me dejó hacer la cena, la idea que se subiera  por la encimera (con lo que eso conlleva), se quemara con la vitro o trasteara en  la comida, me tenía tan paralizada que sólo alcancé a poner un par de filetes en la plancha.
Cuando conseguí cocinar, no me dejó comer. No tengo la mentalidad y la calma que hacen falta para cenar mientras la mascota en cuestión se pasea por la mesa, no puedo, lo intenté, pero no puedo.
La dejé un ratito encerrada, para cenar tranquila, pero lloraba y me daba pena, así que le abrí la puerta y se subió  a la mesa cuatro veces, mientras yo hiperventilaba al borde del ictus.
Me arañó cada una de las veces que intenté bajarla de la mesa, tengo la mano que parece que me he metido en la jaula con Ángel Cristo.
El rubito no parecía muy convencido de cuidarla sin mí ( pa mi que se le ha pasao la fiebre del gato)
El manchego tuvo que venir a las mil a buscarla.
Cuando se fue, me puse a limpiar muebles, sillas, sofá y suelo, (ni cuento a la hora que me acosté).
Conclusión:
Soy una intolerante, no tengo la bondad que hace falta para compartir espacio con un animal, no le susurro a las mascotas, y me declaro incapaz de asumir la responsabilidad que supone  tener una.



Comentarios

  1. Lo importante es saber los límites de cada uno y ver las cosas con realidad. Hay muchos que se hacen de una mascota y luego la abandonan en la calle. Me he reído con tu relato.
    SAludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo lo he intentado, pero lo de que se pasee por la casa, en especial, por la cocina, me ha superado.
      besos

      Eliminar
  2. Jajaja... Alicia, mira que me reí mucho, pero pues la sinceridad y aceptación de lo que es en este caso es lo mejor, yo soy de perros no de gatos... simplemente no hay química entre nosotros. Abrazos :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo suyo es reconocerlo, da pena, pero si no hay química, no hay química.

      Eliminar
  3. Eso es un gato normal... El mío padece de autismo, huye de donde estoy, Solo me busca por algún interés, véase comida, puerta del patio y poco más.
    Me considero muy felina... Los adoro y la compañía es muy agradable, pero comprendo tu situación.

    Mil besitos con cariño y feliz día ❤️

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy rodeada de personas que adoran los gatos, pero me ha superado mi otra adoración, lo de mantener el orden en casa..

      Eliminar
  4. Bueno Alicia tampoco te flageles , al menos has sido coherente y el manchego se la llevo , peor hubiera sido otro remedio más cruel ..Hay personas que no están hechas para mascotas y ello no significa que ni amen a los animales hay muchas maneras de amarlos y la tuya es una de ellas no al abandono ..Yo tuve gato y era mi locura pero ya cuando se fue no tengo de momento más mascotas estoy en esa etapa que no me apetece , pero no descarto tener una de nuevo cuando no lo sé..Un fuerte abrazo y feliz semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Admiro de corazón a la gente que ama tanto a sus mascotas y nos les molesta que se suban por todas partes..

      Eliminar
  5. bueno, por lo menos lo contás jaja... los gatos son imposibles a veces, tuve dos hace poco... y ahora la perra ocupa su lugar (es amorosa igual)... saludos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y yo los veo en casa de otras personas y me parecen muy tiernos, pero no ha podido ser...

      Eliminar
  6. No tengo mascotas, ni siquiera las plantas me duran mucho tiempo. Me has hecho reir y eso está muy requetebien, me quedo con la conciencia tranquila.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. bueno, es que las plantas necesitan mimos también.

      Eliminar
  7. Mis hijos también piden mascota, más concretamente un perro, pero como a mi marido y a mí no nos van demasiado los animales, de momento no hay peligro de que entre ninguno en casa.

    Besos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Comentando que no criticando.

Entradas populares