Mis tontos, tus tontos: nuestros tontos

 


¿No se supone que tocamos a un número de tontos por cabeza? Me parece que estoy lidiando con los tontos de alguien.




Mis tontos,  son tontos-listos:

El cuñao: cree que sabe de todo, en su cabeza es director de algo  y se permite despreciar a los demás, tanto en lo material, como en cuanto a capacidades intelectuales. Es un paleto integral pero va de refinado. Es idiota en toda la esplendorosa magnitud de la palabra, pero no lo sabe. Se sale con la suya porque nadie tiene ganas de discutir con este petulante especimen.



El caradura: hace preguntas directas, de manera que, o contestas, sabiendo lo que vendrá luego, o lo haces con evasivas, que sólo te van a servir para alargar lo inevitable,  o eres un borde integral y pasas del tema abiertamente (no creas que vas a salir indemne de esta). 

Aprovechan tu luz para sacar tajada y la sacan, joder que si la sacan. Aquí no tienes escapatoria, porque se las saben todas, acumulan información y la saben usar, estás jodido si tienes a uno de estos en tu vida. 






El agresivo verbal: nunca te ha hablado mal, pero observas la forma en la que se relaciona con el resto de la humanidad,  y prefieres tenerlo de amigo. Con estas personas terminas mentalmente agotado. Y lo peor es que,  con esa amenaza de armar un mingo , en cualquier momento, consiguen lo que les da la gana.









El de las quedadas; hables de lo que hables, sea cual sea la situación en la que te lo encuentres,  su frase final es:” ¿para cuándo una quedada?’. Todo el mundo sabe que eso nunca se materializa: a ciertas edades cuadrar agendas es más difícil que conseguir cita en la seguridad social, pero él insiste ¿y si cuela?




El chantajista emocional: si expresión favoritísima del mundo mundial es: “ es que…”, Es que, claro, si no tengo a un séquito de gente a mi alrededor, no puedo ni sonarme los mocos, porque soy un tonto mu listo. Ojo con estos, te sacan la sangre si hace falta.




El de los favores: “ ¿a ti no te importaría..?”. “… a ver si me puedes hacer un favorcillo, hombre”

Pues la verdad es que sí que me importaría, la verdad es que no me da la gana de hacerte el favor, pero soy tan patética que no te voy a decir que no por no ofender.

El tonto confeso: no es tonto, pero se lo hace divinamente, hace que no se entera de nada y se libra de todo tipo de obligaciones, es el más listo de todos.



 

Pues eso, que tengo el presentimiento de que estoy atendiendo a vuestros tontos y está killing me softly.

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