Soy incapaz de desconfinarme

Me encerré en casa, como casi todos los españoles, a excepción de Alfonso Merlos & girlfrienfds, dispuesta a limpiar, hacer yoga, escribir, cocinar y teletrabajar, ¿y que he hecho?

Pues he entrado en un bucle infinito de pasar la fregona con lejía, pasarla otra vez con abrillantador y volver a empezar.
He teletrabajado 

He limpiado las paredes con lejía.

He lavado las cortinas (las del salón han encogido), cojines y colchas.

He limpiado las ventanas (y el mismo día llovió).

He puesto lavadoras hasta que me quedé sin detergente.

He hecho video llamadas, y no, no me he maquillado en ninguna.

He brindado con mis vecinas

Y he esperado todo el día a la hora de salir a los balcones para charlar un rato.

Ayer (empezando mi desconfinamiento) fui por primera vez al súper:

Iba nerviosa

Esperar en la puerta de un súper está en el top de las cosas raras que he hecho en estos días.

Me hicieron ponerme unos guantes que me iban grandes.

Para mí, después de mes y medio sin salir, había demasiada gente.

En los pasillos había over booking.

Dos señoras se reían dándose palmadas la una a la otra, a punto estuve de reñirles.

Mi vena de la frente latía.
Veía puntitos negros.

No traje ni la mitad de las cosas de la  lista.
Nos os voy explicar la presión que es abrir una bolsa con guantes, ya lo sabéis.

Para pagar,  se me enganchó el guante a la cremallera de la cartera.

En geneeal, torpeé lo más grande.
Me  costó horrores  meter todo en las bolsas.
El señor que venía detrás estaba a punto de brotarse, lo siento caballero, soy mu torpe y era mi primera vez.

Al ponerme a desinfectar,  (otra vez esa palabra) me di cuenta de que llevaba una pizza vegana, que como el adolescente vea la caja, ni la prueba,  que él es mu fiel a sus principios carnívoros.

Conclusión: sigo con las tiendas de barrio, me apeo de las charlitas políticas y ahora sí que sí, voy a hacer yoga, porque no estoy preparada para salir de casa aún.