Las envidias insanas.
Hoy retomo esta adaptación de una vieja fábula de Esopo.
Érase una vez una luciérnaga que volaba feliz y a su aire, atravesando campos y bosques.
Y también una serpiente que tenía hambre.
Cuando la serpiente se encontró con la luciérnaga, la miró con deseo, se le acercó e intentó comérsela, pero la luciérnaga, astuta y ágil, esquivó el ataque volando rápidamente hacia los árboles.
Lejos de darse por vencida, la serpiente seguía persiguiéndola, por lo que la luciérnaga solo tenía una opción: seguir huyendo de la feroz depredadora cada vez más rápido, a pesar de que tenía cada vez más miedo.
Pasó un día entero y nada, la serpiente no desistía.
Dos días, y lo mismo.
Al tercer día, casi al límite de sus fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:
—¡Espera un momento! Sé que estás tan cansada como yo. Paremos un momento: ¿Puedo hacerte 3 preguntas?
A lo que la serpiente contestó…
—Normalmente no respondo a preguntas de mi futura comida, pero me has intrigado así que está bien, te concedo el privilegio antes devorarte. Adelante, pregúntame.
—¿Pertenezco a tu categoría de alimentos? —preguntó la luciérnaga.
—No —contestó la serpiente.
— ¿Te he hecho algún mal? —siguió preguntando.
—No —volvió a responder.
—Entonces, ¿por qué quieres terminar conmigo? —prosiguió la luciérnaga.
—¡Porque no soporto verte brillar! —terminó diciéndole la serpiente.
Y en el momento en que la serpiente hizo ademán de atacarla de nuevo, la luciérnaga, una vez más, hizo uso de sus alas y volvió a escapar sonriendo y brillando como nunca.
La envidia no es sana, nunca es sana, la envidia corroe las almas y desgasta el corazón. A la gente que vive en la oscuridad le molesta el brillo de los demás, pero la luciérnaga, lejos de apagarse, voló más alto y brilló aún más.
Suerte a los amargaítos-ofendiditos, porque, y aquí me permito copiar un aforismo muy típico en el mundo choni,
vueshtra enbidia esh mi forzalesha
Una fábula llena de realidad. La luz algunos les molesta y no es porque brille , sino por que brilla más que ellos. Un abrazo feliz martes.
ResponderEliminarExacto, no es que quieran lo que tú tienes, es no quieren que lo tengas. Besos
EliminarMe ha gustado esta fábula tan real, si amiga Alicia, algunos se molestan por la felicidad de otros.
ResponderEliminarRecién llegada de mi largo descanso os voy visitando.
Te mando un abrazo amiga
Gracias, Carmen, un beso.
EliminarMuy interesante esa fábula y mucho más la maoraleja que se saca de ella.
ResponderEliminarBrilla, brilla, brilla y a quien le moleste, gafas de sol.
EliminarEl envidioso no quiere lo que tienes tu, quiere que tu no lo tengas, imagino que son sufridores. La fabula muy bien traída . Abrazucos
ResponderEliminarPues que vida más triste...
EliminarQue hermosa fabula, me ha encantado,
ResponderEliminarvisitarte por primera vez y si me lo permites
visitare siempre tu blog.
Besitos dulces
Siby
Gracias por venir Siby, me quedo contigo
EliminarExtraordinaria moraleja, la que se puede sacar de esa fábula.
ResponderEliminarBesos.
Con lo faclilito que es vivir y lo complicadito que lo pone la gente...
EliminarAbrazos
Olá Alicia!
ResponderEliminarQue linda Fábula!
A inveja por vezes até se torna uma doença!
Que nunca bata à minha porta!
Vivo tão feliz na minha bolinha de amor!
Um beijinho sorridente!🌺💛🌺
Megy Maia🌈
Las fábulas al final siempre se termina poniendo caras a los protagonistas, y qué mala es la envidia ufffff.
ResponderEliminarCuídate mucho, abrazote utópico.-