Soy una buena persona, pero no me dejan ejercer.

 

Por aquello  de minimizar mi culpa,  vamos a partir de la base de que el año ha sido muy raro, pero la verdad, es que he descubierto que hay rasgos de mi misma en mi mismidad,  que no me molan nada, asumo que soy una bruja amargada y voy a seguir viviendo (si sobrevivo al virus y a los estreses).

He descubierto que soy una especie de perro del hortelano en versión señora mayor (que todo cuenta y al final soy una bomba de relojería).

Esta extraña situación me ha hecho más casera. Hace mucho que no mato por estar en una fiesta,  ni salgo  de noche, pero ahora me he encerrado (síndrome de la cabaña, le llaman) y pretendo que el mundo se encierre conmigo, en un inútil esfuerzo de aunar fuerzas, una especie de “si yo puedo quedarme sin salir, podéis todos, cohones!” y claro, la  gente tiene vida y no renuncia a salir de fiesta y mi vena amenaza con estallar.

No entiendo lo de no poder pasar sin ver a la familia, que lo mismo soy una descastada, pero porque quiero a mis padres y a mis hermanos, prefiero no verlos,  de momento, para estar todos el año que viene, no creo que sea tan difícil de entender, ¿no?. Claro que, igual es que en mi familia estábamos deseando que pasara algo así,  para no tener que vernos tanto, puede ser eso: "nosotros somos los rarinchis y el resto de la humanidad es normal".

Me molesta (y mucho) oír la puerta del bloque (cualquier puerta) porque me molesta el ruido (de locos) y porque me estresa pensar que es gente que entra y sale con el virus flotando alrededor haciendo espirales de infecciones y cosas warris (y me pongo mala).

No me explico la campaña, al más puro estilo peli de antena tres, de salvar la Navidad, ¿para qué?, ¿queremos cenar con el cuñao?, ¿en serio?, ¿ver el discurso del Rey?, ¿comer pavo hasta no poder ni hablar?, ¿ver a las madres de los niños poniendolos  a cantar o a recitar algo que han aprendido en el cole? (¿o eso solo pasa en mi familia?). De verdad, pensadlo, que nos podemos librar este año de la navidad y cenar en casa, en pijama, (es mi sueño). Que si total, para comerte las gambas de pie porque no hay sitio, engullir tres tipos de tiramisú (siempre hay alguien que se ha comprado la termomix o en su defecto la version del Lidl) distintos y tomarte el cava rancio del año pasao, te quedas en casa, salvo que vivas en Cantora, en cuyo caso, sería mejor acostarse ya y esperar al 2021 (¡¡¡esa Panto!!). Si os amarga estar  en casa con vuestra unidad familiar, pensad que la Panto está sola con la herencia envenenada entre la bañera y el vestidor, eso es peor, seguro.

La hipocresía me ha matado siempre, pero esta infra-raza de ser humano que dice tener mucho miedo, que se instala en el pucherito,  toca los interruptores, y los  pomos como si se dispusiera o dispusiese a operar a corazón abierto a otro ser humano, pero luego mete en casa a Maradona y a sus once hijos, despierta en mis interiores,  los más bajos instintos de asesina en serie, que llevo escondidos en los entrepaños y en las entretelas de mi ser.

Cada vez veo más cerca lo de salir con una katana, que yo no quiero matar por matar, no soy tan mala persona,  es sólo dar un empujoncito a la selección natural,  que veo que hay lagunas y se están escapando especímenes, que igual deberían abandonar ya la tierra, ¿no?, vamos es por contribuir con la humanidad a crear un mundo mejor.

Y como bonus, este es defectillo que traía yo de fábrica: no soporto a la gente obtusa que no evoluciona, que no entiende el amor y que no ve más allá de sus putas narices.

Ea, pues de muy buen humor que estoy, sí señor! y ahora, voy a compensar este momentoodioatodoelmundo con unas galletitas de navidad, a ver si esta vez no se me queman.