El chismoso y el yomismo

 

La maravillosa suerte de tener una opinión para todo,  sólo es comparable a la no menos maravillosa dicha de tener una anécdota que contar (sea cual sea el hecho).


Hay dos tipos de personas que se retroalimentan entre ellas  y que no se  sabe donde termina una y dónde empieza otra, que a mi me ponen muy nerviosa:






-La gente, (por lo general sin muchos quehaceres y probablemente más problemas de los que les alcanza la vida para solucionar), que suele dar opiniones que no has pedido,  y de paso,  te cuentan la vida de la amiga  de su cuñá.

Que llega un momento que  ya ni sabes qué haces en esa conversación, ni quién era la Paqui,  y mucho menos cómo te has llegado a enterar de que el hijo le juraba que estaba estudiando Derecho , y en realidad se estaba torciendo en las maquinitas. Y ella, que está mu mala, porque tiene colon irritable, lo está pasando fatal,  que está hecha una pasita, sequita, sequita, pero claro, a ver que el niño ha hecho toda la vida lo que le ha dado la gana, ahora ya es tarde (señora,  es muy tarde).

Y te preguntas, pero a ver, esta persona, por qué me cuenta esto, si yo no conozco ni a la Paqui, ni la Luisi, y claro, no sabes cómo decirle a la charlatana en cuestión,  que a veces calla para coger aire, que no conoces a esas personas y te interesa cero que el niño se haya echao a perder, que lo sientes en el alma y eso, pero que,  vamos, que te viene dando igual.

La anécdota, que es larga de cojones, está salpicada por opiniones personales, disertaciones de tema libre,  y apelaciones  a la más estrictas normas de moralidad o de lo que sea, porque ya hace un rato que te has perdido.

- Y ese tipo de personas que cuando no son el eje central de lo que se está hablando, hacen lo posible por serlo. Pase lo que pase, siempre tienen un "pues yo" , "pues a mi" , "pues mi sobrina", o alguna de las variantes yoístas del "los focos a mi persona",  (¿en serio?, ¿compitiendo a ver quién tiene más achaques?)

Da igual que la conversación gire en torno a alguien que está gravemente enfermo, da igual, a ella le duele más, es la que más se ha disgustado y además conoce a alguien que una vez,  en un universo paralelo, vivió una situacion que no tiene nada que ver, pero que  la va a  contar porque sí y ya está.

(Tía, por una vez, por una puta vez no se trata de ti y de tus mierdas)

Pues sábete amiguito o amiguita que me lees, que en el universo de fantasía, de este tipo de personas, alguna vez  tú y yo,  hemos sido la Paqui, la Luisi,  el niño, o la señora de la hermandad que una vez vivió algo que puede que parezca parecido, pero no lo es,  y a saber en qué retorcidos caminos hemos dejado nuestra moralidad,  nuestra salud y nuestras ganas de vivir.

Tenemos dos vidas, la real y  la que nos ineventa (que suele ser más emocionante), yo me quedo con la mía, la de andar por casa que es la que conozco y controlo.


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