Cuando prefieres estar en el medio.

 


Acabo de leer esta reflexión que comparto con vosotros, porque me ha parecido excelente y me ha dado qué pensar:






Las camas no se hacen solas

Creo, (y esto es una opinión personal, no soy abanderada de nada ni de nadie, salvo de mi misma) que los extremos no nos favorecen. El radicalismo feminista de los últimos tiempos, igual no es la mejor fórmula para concienciar, si bien es cierto, que se hace ruido (y mucho) puede que, este tipo de ruido no nos venga especialmente bien.

Este radicalismo no se da cuenta de que, necesitamos de los hombres para que se pongan de nuestra parte, para que comprendan y no, porque les ataquemos física y verbalmente, sino porque han entendido de que va esto, que el feminismo, es una lucha de todos. Esto no es una guerra contra los hombres, es una lucha contra las desigualdades y las sumisiones.


Y lo triste es que, parece que tenemos que estar instalados (la sociedad en general) en uno de los dos extremos: o vas con los pechis fuera increpando a los señores por el hecho de haber nacido varón,  o piensas que, los hijos no se educan igual si mamá trabaja fuera (juro que se lo he oído decir a una señora de mi entorno y de mi quinta, cuyos hijos, por cierto,  son unos salvajes, a pesar de que mamá ha estado en casa para hacerles las camas y hasta los deberes del colegio).

Pues bien, yo me posiciono en un punto entre odiar y estar sometida:

Trabajo fuera, porque me he pasado muchos años de mi vida estudiando,  y necesito sentirme realizada.

No odio a los hombres, así en general (a algunos en particular es posible que sí)


No me molesta que me abran la puerta de un restaurante.

No me gusta esa especie de masculinidad  tóxica,  por la  que se sienten en la obligación de hacer comentarios de carácter sexual, si ven a una mujer sexy.




No me ofenden los piropos, depende del tipo que sean, claro. En cualquier caso, me halaga más un “eres muy divertida” que un “qué guapa eres”.

No creo que a mi hijo le haya hecho falta nada, a pesar de que trabajo fuera. De hecho es una persona muy madura e increíblemente responsable, a pesar de que yo no estaba en casa durante muchas horas.

Me mató una comentario que le oí a dos mujeres (de mi edad, que no eran mi abuela y la amiga) : "es que hay mujeres que tienen hijos y se abandonan, pues hija, si no estás arreglada para cuando llegue tu marido, no te debe extrañas si se va con otra" Huelga decir que están las dos divorciadas, sin pareja y sin hijos.





 Por otra parte, una madre del cole (cuando yo aparecía por el cole) siempre me decía: "ay hija, yo es que no tengo tiempo de ir tan arregladita" a lo que yo contestaba : " ay hija, yo es que me levanto todos los días a las cinco  y media para tener tiempo para todo". ¿por qué somos malas entre nosotras?

Creo que, si trabajo lo mismo que una persona con pene, tengo derecho a ganar lo mismo.

Tampoco me gusta la discriminación positiva: igualdad es igualdad. Siento una connotación machista en la ventaja en, por ejemplo, una prueba en la clase de EF, ¿partimos de una inferioridad física?

No me siento representada ni vengada por Shakira, no, la verdad es que no.




Me gusta arreglarme unas veces sí y otras no. Y no significa ni que me arregle para gustar a nadie,  salvo a mí misma, ni que esté depresiva,  porque un día,  no tenga ganas de producirme (es sólo pereza) y me quiero igual con producción y sin ella.

No estoy dispuesta a aceptar la dominación porque sí.

Odio profundamente quedar con un grupo de amigos (un matrimonio en concreto) y que siempre- siempre, la disposición de la mesa sea, todas las mujeres juntas, hablando tontadas,  y todos los hombres juntos, hablando cosas más interesantes.

Apoyo la causa de la igualdad, pero este tipo de cosas me parecen una mamarrachada que no nos favorece a nadie.






Me parece de patio de colegio lo de tener un grupo de whastapp para los maridos y otro para las señoras.

No me gusta la expresión. “mi mujer”, esa posesión, no sé pienso en Tarzán o algo. La personas (tengo claro que yo sí) tenemos identidad propia,  antes de ser la mujer de …soy yo, un yo mujer que vive y respira por si misma.


No me ofende que un hombre me deje por el lado de dentro de la acera.

Me molesta que, si invito a unos amigos a tomar un café en casa, y está impecable, porque soy un poquito obsesa, alguien (una mujer) diga: " ¡como se nota que no hay niños en esta casa!", como si tener la casa limpia, dependiera sólo de eso. Pues es que,  resulta que mi hijo ha heredado el mismo trastorno que su madre, eso, o ha visto cómo me mato a limpiar y procura no desordenar demasiado.

Que intenten ayudarme con algo de peso, no me viene mal, creo que acuden a ayudarme,  no porque sea mujer, sino porque soy muy poca cosa.

Podría seguir con un listado infinito de detalles que no me parecen tan aberrantes y de otros que si me lo parecen, pero sería aburridísimo.

Sólo pasaba por aquí y tenía ganas de contar que para este tema, y prefiero quedarme un poquito en el medio (sin intensidades)


Comentarios

  1. Buenos días, muy bien has reflejado tu pensar, añadiría que parece una cruzada entre hombre y mujeres y no creo que sea eso.
    Habría tantas cosas que decir que sería una larga lista, pero seré breve, todo esta en la educción de las personas y cuando digo personas me refiero a ambos géneros.
    Te dejo mi beso, deseándote una feliz jornada.

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  2. Yo lo resumo con el uso y disfrute del sentido común, y por mi rebeldía que no me falte la libertad de usarlo. Un abrazo

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  3. Yo creo que estar en el medio es una buena posición.

    Besos.

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