El postureo del buenismo.

 


Hablamos de tolerancia y de respecto. 

Hablamos de empatía, de ayudar a débil, de facilitar la vida a quien necesita ayuda (sea la que sea). 

Hablamos de solidaridad, de sororidad, de apoyo, y de tantos conceptos bonitos, que visto así, parece que esta sociedad actual, es la más responsable y bondadosa de todos los tiempos.


Estamos viviendo en un  absurdo mundo en el que, compartimos publicaciones sobre el respeto, se nos saltan las lagrimillas con determinadas noticias,  y ponemos la banderita de la calamidad de turno,  en la foto de perfil de las redes sociales. 

Nos identificamos con el buenismo de postureo, con el mantra (que no deja de ser un mantra),  que repetimos hasta la saciedad,  de la compasión (en apariencia, claro), blandimos el hashtag de la tolerancia, con  la cultura del aparenting como carta de presentación y  con  la globalización del respeto (que ni es globalización, ni es respeto) como lema. Nos conformamos con ser, en fin, un puñado de mamarrachos,  buscando aprobación por aparentar ser buenas personas (ese golpecito de pecho).

Pero cuando llega el momento de llevarlo a la práctica, y eso implica una renuncia o una pequeña merma en nuestro bienestar,  o en nuestros placeres personales,  la cosa cambia, ¿eh?.

 Ya no nos apetece tanto, porque claro, a ver que el problema no es mío, que si este menor de edad tiene esta situación, es suya, no mía, no es mi guerra, ¿no?, esto es una situación que tendrán que resolver o capear sus padres.

Si este país está en guerra, pues es una pena, yo pongo la bandera en mi foto de perfil, y me creo muy solidaria, suelto 4 lágrimas, lo cuento a todo el mundo, pero ojo, no voy a renunciar ninguno de mis bienestares, que no es mi lucha, que no soy yo quien pasa hambre y frío, no son mis hijos quienes lloran porque tienen miedo.

Yo me peleo porque quiero que  en el colegio,  se las apañen para que, los niños hagan las tareas en clase,  y no me compliquen la vida en casa, para que, abran la piscina de la comunidad más horas y los reviento de cansancio, y así no me dan la brasa en casa. 

Pero renunciar mi descanso, y a lo que considero que me pertenece, sólo por vivir a este lado del mundo, para facilitar,  o al menos no empeorar,  la vida de otra persona, no, de ninguna manera, es más, voy a insultar a quien se atreva a plantearlo, que yo estoy antes, el resto, ya veremos.

Nos volvemos locos enarbolando la bandera de la injusticia porque nos supone un pequeño sacrificio, porque no vamos a renunciar a nuestro confort del primer mundo en post de mejorar la vida de una única persona, ¿no?

El diccionario Oxford incluye ya la definición de postureo ético y se refiere a esta situación, en la que alguien pretende “disfrazarse” de buena persona para parecer más “cool” en redes, pero cuando tiene la oportunidad de defender y apostar por causas justas en el mundo real no es capaz de mover un dedo.

¿Cómo vamos a educar en el respeto a nuestros hijos, si nosotros, los adultos,  no somos capaces de sacrificarnos? ¿Cómo le enseñas a un niño que en determinados entornos hay que respetar unas normas si tú mismo no las respetas?,  ¿Cómo esperas educar si no cumples los privaciones que juras imponer si no respetan?.

La educación es sacrificio, es enseñar con el ejemplo. Si los padres no sacrifican su disfrute personal,  para enseñar al menor que la vida es renuncia, mal vamos (muy mal de hecho).

¿Que por qué me retiro de ciertos entornos?

Porque me da asco, me siento sucia, soy madre y hay cosas que, cuando se es madre o padre  no se pueden dejar pasar.

El respeto al hijo ajeno, es el respeto al propio, no puedo quedar impasible si veo que alguien vilipendia a otra persona que no tiene las herramientas para defenderse.

Es intolerable.

Es indigno.

Es una supina falta de respeto, ponerte mil medallitas en las redes (ahí somos todos la madre Teresa) y obstaculizar el derecho de una madre, a pedir algo que no perjudique a su hijo con capacidades especiales, en la puta vida real.

 

Comentarios

  1. Hola, mira te voy a contestar con una frase que cuando he terminado de leer tu entrada me ha venido a mente y que creo que refleja muy bien lo escrito.y es la siguiente.
    "Una cosa es predicar, y otra dar trigo" pues es el postureo, son todos muy solidarios , con mucho temple , mucha empatía , pero hay amigo cuando a ellos no les viene de cara el problema , así todos somos los mejores del mundo.
    Un abrazo y feliz semana.

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  2. La frase "No a la guerra" me parece política, prefiero "No a las guerras" con s en plural porque nunca hay una sola y todas son importantes para los que las sufren. Aunque si queremos hablar de las que son en directo y a color te doy la razón. Abrazos

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  3. Totalmente de acuerdo.
    Todos en redes son empaticos, quieren cero guerras y comparten miles de post que se habla de algun tema en especifico, pero en realidad no lo sienten hasta que a cada uno le toca vivirlo en carne propia. Y siempre hay dos extremos, los que juzgan todo sin conocer al otro y los que empatizan a morir, pero en la vida real son una caca y los hijos aprenden de lo que ven.

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  4. Aunque hace tiempo que no doy ruido, espero que escuches mi sonoro y sentido aplauso.

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  5. Desde el sofá de casa es muy fácil ser bueno y solidario.

    Besos.

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