La madre del año
Adoro el esplendor en esta época del año en el sur: el
infinito azul de cielo, la calidez del sol, que calienta sin asfixiar, el
perfume a azahar y a jazmín por las calles, el estallido de color de los
balcones con geranios, la luz, la alegría que se respira, las terrazas llenas
de gente y la fruta de temporada, pero como toda moneda tiene cara y cruz, mi
cruz de la primavera son las alergias (en plural).
Me tienen arrastá, por el efecto de
los antihistamínicos, que mucho rollo de que son de 2ª generación y que no dan
sueño, pero a mí me tumban, y la falta de oxígeno, que literalmente, no me
llega a los pulmones, ni al cerebro; así que voy lenta en movimientos, sumida
en un cansancio narcótico y pesado, y torpe en razonamientos,
porque mi cerebro está out of order, por
la ingesta de química y por la falta de oxígeno.
Así y todo, voy pasando los días
sin grandes tragedias, asomándome de vez en cuando a la cocina y lamentando la
mierda de comida que le estoy dando al pequeño vástago, porque en estos
momentos, en los que estoy el borde de la muerte más absurda que se pueda
imaginar, no estoy para pararme a pensar en primer plato, segundo plato, cena y
recena (bueno, nunca).
Sí, tiro de comida congelada,
llamo a todos los telecomidas del mundo mundial, a mi madre para pedirle unas
lentejas, y estoy por presentarme en casa de algún vecino a ver si nos dan de
comer. Porque no tengo imaginación, ni ganas de cocinar, porque voy funcionado
al 60% y no me da la vida (ni la cabeza) para hacerlo, me la dejo, (la vida), en limpiar y planchar.
Y sí, sé que en mi lista
de prioridades, comer debería ir antes
que quitarle arrugas a una camiseta que
mi hijo va a tardar 30 segundos en ensuciar, pero a estas alturas, no creo que
vaya a cambiar.
Estoy en un montón de grupos que ponen en las redes sus recetas, veo programas de cocina, compro libros, que
nunca miro, imprimo menús y los cuelgo en la nevera, pero nunca hago nada,
porque no me da tiempo, porque tengo que salir a comprar y siempre voy al límite, porque estoy cansada, o porque
sé que ni el niño ni yo nos vamos a comer un plato de garbanzos, ni de higadillos en salsa (al menos soy honesta conmigo misma y ni lo intento)
Me van a quitar el título de madre del año (que yo misma me otorgo), por tener al niño a
medio comer, ¡soy un desastre!
Siento que la alergia (palabra tan parecida a la alegría) te afecte, en mi caso no la sufro, los pobres no tenemos de ná, pero no te preocupes por la comida, el peque crecerá sanote, a lo mejor le viene mejor tenerte cerca y jugando que una buena alimentación. Abrazucos y buenos deseos de felicidad
ResponderEliminarGracias Ester!
EliminarBuenas Alicia , mujer no te desanimes que esto pasará pronto y veras como tu oxígeno llega a tu cerebro en un 100% y vas ha estar como una moto todo el día trajinando más que ahor asi tómate un pequeño kid-kad que segura estoy tu hijo tb te lo agradecerá .
ResponderEliminarUn abrazo y que pase pronto la alergia.
Gracias, no pienso, me relajo, ommmmmmmmmmmmm
EliminarAlergia a la cocina
ResponderEliminarNada cómo que te hagan de comer
Besos
Cierto!, que coñazo la cocina....
EliminarComo te entiendo, referente a la alergia. De lo demás no será para tanto ¿Como te van a quitar el título de mejor Madre? Díselo a tu niño y verás como no.Un abrazo y cuídate
ResponderEliminarEste año están siendo especialmente pesadas las alergias
EliminarA mi hijo aún le parezco la mejor, besos, Ana.
Es terrible y te comprendo. Mi hija es alérgica desde los dos meses de edad hasta los 30 que tiene. Implica un estilo de vida exento de conservadores.
ResponderEliminarLa herbolaria, la homeopatía y la meditación la tienen a salvo de ella, desde hace 3 años, en que botó los antihistamínicos. Ya puede ir al campo, a nadar a lo que sea, sin regresar mala de gravedad.
Un abrazo muy grande.