Crónica de las dificultades logísticas que entraña una compra.
En la cola del súper, al borde de
parraque porque sólo quería una botellita de agua, una señora (rubia
mechada, que no digo yo que por ser rubia fuera tonta, pero la primera de su
clase no era) empieza
liarse un poquito
con las bolsas.
Pide una (la compra es
considerabe).
Calcula que no le da la vida y
pide otra.
La cajera sigue pasando artículos
mirando al infinito.
No queda espacio.
Se masca la tragedia, más que
nada porque me estoy poniendo un poquito nerviosa y además me hago pis.
Pide una tercera bolsa.
Se agobia.
Coge un carrito de los de
plataforma.
Pone media compra.
Ve que es un poco inestable.
Resopla.
-Uy ¿qué hago?, voy a por un carrito de los normales, ¿no?.
Se va.
Vuele porque no tiene moneda.
- ¿Me cambias esto? (20 euros)
La cajera, que sigue con la mirada
perdida, no pestañea y le cambia el
billete.
Mi mente: - gensanta, coño, que sólo
quiero una botellita de agua.
Va a por el carrito.
Mete la compra.
No le parece bien.
Saca todo y lo vuelve a meter
“ordenado”.
Me estoy quedando loquer.
La cajera le dice el importe.
La señora rubia, sigue cambiando
bolsas de sitio.
La cajera repite el importe.
-Ah,
te pago con tarjeta.
Empiezo a ponerme nerviosa: cagüento, que tengo un poquito de prisa
La señora se pone las gafas.
Abre la cartera.
Saca la tarjeta.
La mira de lejos y de cerca y a contraluz, por si transparenta o algo.
Pone la tarjeta al lado del datafono.
Vuelve a sus bolsas, que siguen
ocupando casi todo el espacio de la caja.
Le enseño la botellita a la cajera.
Yo: Mientras la señora se aclara
con la logística de la compra, ¿me
puedes ir cobrando por favor?
Cajera: ¿cómo?
Yo: que si me cobras, por favor.
Cajera: vale
Y por fin salí y me pude ir al gimnasio
(y mear).
A la semana siguiente, a la misma hora, (lista que es una), volví al mismo súper y allí estaban la misma cajera
(única en su especie, tres cajas, tres, y dos cerradas) y la misma señora, que esta vez se había traído a su hijo
adolescente, como refuerzo a la complicada tarea de hacer la compra (y de ordenarla
en el carrito).
Me di media vuelta en el pasillo, devolví las dos cosas que
llevaba, y me marché muy despacito, sin hacer ruido, dejando, además de la compra, mi gozo en un pozo, porque tenía que ir más tarde a otro sitio y porque no estaba dispuesta a comprometer ni estabilidad emocional.
O me he metido en un vórtice temporal y he vuelto al mismo punto, como en el día de la marmota, o el destino es un guaser y me quiere ver estallar o algo.
Jajaja... Hay que enconmendarse al cielo ante situaciones así.
ResponderEliminarMil besitos.
A veces la del carro lleno soy yo, (pero sin los cambios de bolsa y líos parecidos, hago pedido facilito mi telefono pago y me voy, muy rápido, pero al ver mi carro hasta los topes llega el de la barra de pan, solo es esto puedo pasar, pase, cuenta las monedas de un céntimo, le faltan dos, vuelve a rebuscar, no tiene entonces saca un billete de 50 euros,... mientras llega una señora con un bote de tomate, porfa es que tengo a los niños esperando para comer me puede cobrar esto, pase, esta vez lleva el dinero contado y justo, pero ya miro para atrás y hago un gesto ni uno más ya he cumplido mis buenos actos de hoy. Abrazos y nos vemos en el super
ResponderEliminarEl otro día me paso algo parecido en una tienda.
ResponderEliminarNo sé cómo no les pegué fuego a la dependienta inútil y a la clienta subnormal.
Eso nos suele pasar a los que compramos con frecuencia en los supermercados. Hay cajeras totalmente inútiles, (cosa que no me extraña con lo poco que duran) y clientes/as de todo tipo.
ResponderEliminarDesde la que tiene que vaciar el bolso porque no encuentra la cartera con la Visa y termina por intentar pagar en efectivo sacando hasta la calderilla, para después comprobar que no tiene suficiente y termina por pagar con un billete que saca de una cartera, ahora sí, encontrada, de donde !oh milagro!, aparece la tarjeta.
Hasta el que, delante de ti, lleva un carro hasta arriba, te ve con un paquete de yogures y te mira y "si te he visto no me acuerdo".
Besos.
Para ir la super... hay que mentalizarse, ahora con mis hijos la verdad prefiero ir sola...sin el flaco jajaja, por que se necesita de paciencia y paz mental por que pasan este tipo de cosas toda el tiempo, un abrazo grande Alicia
ResponderEliminarDesde lo has clavado, hay personas que son pesadas por naturaleza y en la compra no iban a ser menos ..alguna que otra vez me ha ocurrido al igual si soy yo la que va super cargada y veo detrás de mí alguien con poca compra las he dejado pasar, y no hace falta que me lo pidan sale por lógica ..
ResponderEliminarUna buena historia ajajja, espero que al menos en el gimnasio soltaras adrenalina.
Un fuerte abrazo.
Casi me da el parraque a mí de la risa que me ha dado leerte.
ResponderEliminarUn relato divertido y real como la vida misma. Lo que más me desespera a la hora de comprar es cuando estas en una tienda del barrio( por eso de promocionar el comercio cercano) y la señora de turno cuando le pregunta el tendero "¿Que le sirvo?" la señora comienza a pensar y dice.."pues no se, no estoy segura que poner esta noche..ummmm..veamos, déjame pensar".Me entran los sudores ( no menopausicos, por ahora) me relajo y me armo de paciencia...
ResponderEliminarLuego dicen que lo de la compra es "pecata minuta". Je ¡¡
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