La vacuidad ajena.
¿Dónde va el tiempo que he perdido con personas que no tienen alma?, ¿dónde van la ilusión y las ganas que gasté en ayudar a ese prójimo que luego me decepcionó?
Me he desgastado con gente y con situaciones absurdas que no merecían ni un segundo en mi pensamiento, y aún me pasa, cuando lo importante, lo que de verdad importa, está pasando ahí fuera, o en la habitación
de al lado.
Hay un tipo de persona que no
entiende, no empatiza, va con el yo por delante, emulando comprender algo que
ni de lejos ha vivido, buscando protagonismo en vidas ajenas, ya que, ni en la
propia tiene el papel principal, enarbolando la bandera del yoísmo y defendiendo
su penoso e incoherente discurso con palabras vacías.
Son personas intrusivas,
intensas, te dejan sin energía en un momento, son capaces de absorber y consumir
tu voluntad para hacerse fuertes. Se reconocen entre ellos, se juntan, hacen
grupos, se retroalimentan, son como esas colonias de alimañas que se sienten
invencibles. Pero, aunque este tipo de persona se sabe perteneciente a la misma especie, se critican entre ellos, porque no conoce otra forma de vida, no sabe, ni quiere, ponerse en el lugar del otro, no siente el dolor ajeno, solo ve su ombligo, su uña rota, el día que se cayó de la bici con 7 años, esa operación de la que ya no
queda ni cicatriz o ese incidente que hace miles de años que prescribió.
Suelen tener una vida
impostadamente perfecta: la misa dominical, el rosario diario, el formalismo
social (que llega al paroxismo), las palabras perfectas, la gélida sonrisa, la
piel fina para recibir críticas, pero la lengua afilada para insinuar barbaridades
ajenas, la lágrima facilona para
aparentar una sensibilidad que tienen solo hacia lo propio, pero detrás del engolamiento esconden penumbra,
vacuidad, podedumbre y envidia, mucha, de la mala, (la sana no existe, es un mito).
Malas personas que engañan, que
mienten sin pudor, capaces de hacer amistad con sus víctimas, tristes
escollos de la humanidad que viven
instaladas en el victimismo para obtener beneficios, para poner a los demás en
la situación que ellos quieren, para soltar la bomba de humo de la penita y
desaparecer por arte de birlibirloque, detrás, como si nada, como si todo.
¡qué agotador todo! y qué difícil salir de esa
pescadilla que no para de morderse mil veces la cola.
Pues sí, agotadoras.....
ResponderEliminarBESICOS.
Todo ese tiempo y esa ilusión se han invertido en ser tú misma, en aprender cómo no eres (como esas personas) y decidir cómo no quieres ser (como esas personas, espero).
ResponderEliminarBesos.