Estoy intensita...
Esta madrugada, me desperté y llovía: como
adelanto del otoño, que con esto del
cambio climático, aún tardará en llegar. Me ha sobrevenido como una especie
de desesperanza, como de vertiginoso vacío que me ha hecho pensar, nada, un
segundo, pero me ha dejado una especie de huequito en el corazón.
Os aviso que estoy aprendiendo a ser un poco dramaqueen, porque lo de ser
fuerte y muy digna me está
trayendo como recompensa, una suerte de señores
que acuden a mí como el que acude a una terapia, para contarme tristezas varias, y luego pirarse de copas sin la terapeuta ( y yo no he firmao nada de no tener relaciones con pacientes ni ná). La verdad es que estoy un poquito hasta chichi de oir desventuras laborales, problemas emocionales y ansiedades varias, de personajes que luego desaparecen como el Guadina, para volver a aparecer cuando están amargaos (el término moderno de esto es gosthling). "chicos, os informo que conozco todas
vuestras basuras emocionales, no me toquéis las narices, que tengo pa largar, lo más grande.
Pues eso, que se acabó lo de ir de repartiendo luz, y pasamos al modo dama de las camelias (estoy intensita, hoy)
Pues eso, que se acabó lo de ir de repartiendo luz, y pasamos al modo dama de las camelias (estoy intensita, hoy)
Aquí mi maestra: nunca, nunca hay que perder el glamú, por muy dramático que sea el momento:
Siempre me gustó el otoño: los olores, los colores, las vueltas, la limpieza que trae la lluvia y el tranquilizador regreso a la rutina. Debo confesar que, aunque me haya pillado desprevenida, ya tengo ganas de tener a mi vástago en casa, de abrigarme un poco, de cambiar de escenario, de estrenar aromas, del refugio inigualable de una confidencia cuando ya la tarde se esconde.
El verano ha estado lleno de risas, de copas de vino bien acompañada, de excursiones por el campo y paseos por la mar ( que diría Alberti), pero en lo personal, es posible que me
haya permitido un lujo que pocas veces me permito: esperar, y eso nunca es una
buena idea.
Pero, me pueden las ganas, me
repito como una mantra, las acertadas palabras de Antoine de Saint-Exupéry “Es una locura odiar
a todas las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños sólo
porque uno de ellos no se cumplió” y se me pasa el cabreo, y me rio, porque es la única forma que conozco de salir indemne de todo.
Aún me quedan muchos fines de semana de DESPASITO, ( no puedo con la vida) por los chiringuitos de la provincia, de risas y de momentos estelares con los amigos, pero el pequeño adelanto otoñal, me ha devuelto las ganas de alejarme un poco, de apartarme de los escenarios (como las artistas), de la catarsis que supone la retirada, para renovar esperanzas, melodías y sonrisas.
Como en el mundo real no me quedan vacaciones, mi escapada va a ser mental; decía Karen en Memorias de África “el viajero mental no necesita equipaje”, pues me voy, ligera de equipaje, a Ngong Hills, Kenya, África. Pero no me voy sola, me llevo en un gramófono la música de Mozart, como Denys Finch y la desgarradora y tierna historia de Cometas en el cielo - Khaled Hosseini.
Y me llevo la memoria, para guardar para siempre los colores de África.
¿Alguien puede mejorar el plan?
Feliz viaje con los ojos abiertos y soñando lugares, sé lo que creas que te puede dar felicidad, a mi tambien me cansaría ser escuchadora oficial, ya nos contarás si merece la pena pasarse a ser dramaqueen. Abrazos saltarines
ResponderEliminarSi te sirve de algo yo también estoy "intensita"
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