Aprendizajes y desaprendizajes.
Pues he cumplido nada menos que 45 años, ¡sí señor!, ahí es nada, lo que me sitúa (siendo muy muy optimista) en el Ecuador de mi vida.
He aprendido algunas cosillas,
que antes no sabía (o no me hicieron falta nunca), no he conseguido aprender
otras y he desaprendido muchas:
Tengo arrugas en la cara, y no
hay crema (por carísisima que sea) que pueda solucionar eso, con lo cual, más
vale que lo asuma, lección aprendida.
No me matan los apegos: si
quieres estar, bien, mis puertas están abiertas, si decides marcharte, no voy a
llorar la pérdida, (me lo apunto como aprendizaje de la persona sabia que soy).
Atraigo gente triste, y esto es
algo que más vale que cambie, si no quiero terminar en la Lopez Ibor, no he
conseguido aprender a repeler a los tristes.
Tampoco he aprendido a darles
pasaporte a los atormentaos, sin sentirme luego como si hubiera abandonao
a un cachorrito en una gasolinera.
Entiendo que mis amis no son perfectos, pero son, y
eso me vale.
Se me olvidó llorar, tengo el
lagrimal desajustao y dedico miles de
lágrimas a cosas que no merecen ni un suspiro, y las cosas importantes me
vuelven dura como una roca.
He aprendido a reírme, como una
loca de manual, de mí misma.
No consigo comprender por qué
tengo esa extraña tendencia a normalizar situaciones surrealistas y quedarme
tan ancha.
Creo que, después de la última tropelía
que me hice en el pelo, he aprendido que ni castaños oscuros, ni rojizos, mi
color es rubio oscuro o caramelo (y punto).
La vida se puede acabar en un
segundo, esto lo sabemos todos, pero pocos somos capaces de interiorizarlo y
actuar en consecuencia, creo que lo tengo claro. He aprendido a no fingir que me
interesa algo que me aburre, no, me quita energías, me agota, y me pone de mal
humor.
Ya creo que sé reconocer a un
guadiana, a un anormal y a un discapacitao
emocional.
A veces se me olvida que la gratitud
es el pasaporte para la vida, pero luego miro la honestidad, y la pureza de mi hijo y
recuerdo que debo estar agradecida.
Necesito aprender a cambiar la frecuencia
del tipo de vibración que emito, no quiero más vampiros emocionales, por favor,
no.
He aprendido a desmontar el motor
de un lavavajillas, arreglar una cerradura, a usar el taladro, a arreglar una
cisterna y a desmontar una persiana para limpiarla.
No he aprendido, ni creo que lo
haga , a cambiar una rueda, ni a planchar cualquier prenda que no sea algodón si
quemarla, ni a mantener el mármol brillante.
He desaprendido a cocinar, a
tener los espejos sin rastro y a descansar sin remordimeintos.
He reaprendido, las capitales de
Europa, las ecuaciones, la organización medieval y la tabla de elementos.
Me quedo con la gente bonita, me
deshago (sin grandes tragedias) de los que me dañaron, aunque fuera sólo por lo
que no hicieron, dejo detrás a quien no me quiso y miro hacia adelante con una
copa en la mano y rodeada de quienes hacen mi mundo un lugar mejor.
¡Felicidades! No es sólo que los lleves bien es que esa melena roja te sienta de puta madre, jajajajaja.
ResponderEliminarBesos.
Disfrútalos y arregla lo de los tristes, "pa cuatro días" mejor escogemos los buenos. Unos abrazos
ResponderEliminarGrandes logros.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchísimas felicidades, Alicia.
ResponderEliminarTe deseo que cumplas muchísimos más.
Un abrazo fuerte.
Arthur Schopenhauer dijo:" Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario " ...
ResponderEliminarSaludos