La playa: Alfredo Landa Vs Rafa Mora
El machomen de playa; ese semental ibérico de pelo en pecho y
medalla de Camarón, que se queda en el chiringuito, emitiendo gruñidos entre cerveza y cerveza, convenientemente acodado en la barra, mientras hace
comentarios soeces sobre lo que le haría a la del biquini rojo, a aquella que
está en top less, o a la que se acaba
de embardunar de aceite de brilli-brilli el pechamen y el culo, (no, no tiene
intención rezar el rosario, con ninguna
de ellas), ese macho, último vestigio del landismo de la España del destape, ha muerto.
En su lugar nos deja al rasurao de playa; un muchacho que lleva
las piernas, las cejas y la línea del biquini mejor depiladas que tú, no se
despeina, se deja caer en la barra marcando musculitos y paquetorro y te mira poniéndote ojitos
para que seas tú quien le entre a él. Es el
fan número uno de Rafa Mora, y a juzgar
por su actitud de sobradito atiborrao de anabolizantes, anda bastante
cerca, te perdona la vida cada vez que te mira mordiéndose un poco el labio
inferior en una pose que pretende ser sexy, mientras tú te mueres de asco, preguntándote si le ha dao un algo al
chaval y se ha quedao así.
Porque claro, el raro espécimen que va a la playa con su
señora y los niños rubitos, que no levantan arena, ni dan la lata, ese padre
amantísimo, que como única evidencia de los más de cuarenta abriles que le rondan, tiene unas canitas en las patillas, (que le
sientan muy bien), que está cuidao sin excederse , que no le grita a sus
hijos, ni los amenaza con rajarlos, que lleva la cuquineverita con batidos
saludables, que le pone la cremita a su señora, que se ríe y la mira (a ella
y a los niños) bendiciendo la inmensa fortuna de ser parte de esa
familia perfecta, no existe y si existe, está pillao.
Va a ser mejor dejar la playa para finales de septiembre, cuando te puedes encontrar a un tarao pescando desde las seis de la mañana, a un surferillo jovenzuelo y a una muchacha (que bien podías ser tú misma) haciendo el saludo al sol.
Va a ser mejor dejar la playa para finales de septiembre, cuando te puedes encontrar a un tarao pescando desde las seis de la mañana, a un surferillo jovenzuelo y a una muchacha (que bien podías ser tú misma) haciendo el saludo al sol.
Ni los Alfredo Landa y ni los Rafa mora, no me gustan los machitos, ni antiguos ni modernos. Hacer el saludo al sol, mirando el mar en calma, es un verdadero placer. Un abrazo
ResponderEliminarEsos hombres perfectos de apariencia, depilados, de cejas también. No... no me gustan. Me espantan.
ResponderEliminarBueno, es que hasta en los gustos, pertenezco a otra generación, no puedo ocultar mi edad, jajaja. jajaja.
Besos. :)
Muy interesante ...
ResponderEliminarBufffff....yo es que ya he cruzado esa línea en la que nadie te mira en la playa.
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