Me he hecho vieja en un rato.
Yo, que soy muy de venirme
arriba, también soy muy de venirme abajo, tipo
subsuelo y eso. Me dura un rato,
pero me da tiempo a pensar, y eso, según se mire, es un marrón.
Las malditas gafitas del cerca, aparte del impacto emocional
de tener presbicia, me han traído (así a las bravas), un descubrimiento arruguil,
del que podría haber prescindido
perfectamente y un par de microinfartos al verme la cara en tres dimensiones.
En
la era pre-gafas, mi vida era pura ignorancia y felicidad, ha sido ponermelas y verme
arrugas, ¡coño, con lo mona que me veía
yo a mí misma difuminadita!.
En realidad, también veo las arrugas, manchas, granos y pelos fuera de sitio
ajenos, lo que, como la perfecta cuarentona envidio-majara que soy, equilibra un
poquito el Universo.
Y digo yo, ¿la humanidad (la parte de humanidad que ve bien) me ha
estado viendo como una puta pasa, y nadie me ha dicho nada?
De verdad, sofocos de la muerte me entran, de pensar que me he paseao por el mundo así, con más arrugas que cara, ¿por qué coño el tiempo y la edad tienen que destrozarnos las caras y la vida?.
Así que, para volver a conseguir la tersura
epidérmica que una vez tuve, me he hecho seguidora de un montón de instagramers que cuelgan vídeos de maquillaje, a ver si se me pega algo.
De momento, he descubierto que existen miles de productos que
no sé ni cómo pedir en una perfumería, y seguramente no sabría cómo usar.
El básico para hacer contouring al más puro estilo Kardashian, lo tengo, pero
creo que no hay espacio en mi cara, para usar tantos colores, lo he intentado,
pero sólo he conseguido un especie de look penoso que se debate entre indio arapahoe y payaso triste y que da mucho miedito.
Creo que, si tengo que elegir
entre seguir llevando mis recién descubiertas arrugas con
dignidad, y parecer una drag trasnochada y vieja, me quedo con mis arruguitas, digna evidencia de que he vivido.
Hay días que nos vuelven a la realidad de un plumazo, bien por las gafas o por poner más luz en el lavabo, Jaja ja. Hay que tomárselo a bien, coleccionar arrugas es coleccionar sabiduría y al final somos sabias y bonitas. Feliz verano y un abrazo
ResponderEliminarYo que te llevo ventaja te cuento que productos hay muchos, tantos que es imposible usarlos todos, hasta he intentado mezclarlos en un bol por eso de ahorrar tiempo, pero lo que mejor me funciona es la sonrisa, me queda muy graciosa. Saltibrincos
ResponderEliminarCuestión de paciencia ... todo pasa ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
Apoyo esa dignidad de pocos ante el tiempo.
ResponderEliminarSaludos.
¡Hermosa!!! Me fui leyendo conforme te leía. Pero es irremediable. Entonces... actitud, mi cielo. Actitud. Y satisfacción con lo que hemos vivido. Que no se nos arrugue nuestra alma niña, que allí si estaríamos jodías : )
ResponderEliminarUn abrazo muy grande, terso, sin manchas, pelos, sofocado, ni complejos.
Aguanté hasta los cincuenta y dos sin ponerme las gafas, el último año necesitándolas urgentemente que ni con el palo "selfie" leía la letra supergrande del teléfono.Así que ni te cuento el batacazo moral de verme a esa edad, así de sopetón, y pensé que la naturaleza es sabia, porque la naturaleza no nos hizo con gafas.
ResponderEliminarDesde que me las puse no levanto cabeza, no me encuentro...un horror vaya....