¿Manías yo?

Una es de obsesión facilona, ¿qué le vamos a hacer? Hay personas maravillosas que saben coser o cantar o bailar,  y luego estamos las que somos especialistas en  desquicies varios.

Ahora, con esto de la pandemia, el asunto está como solapado. Todo el mundo ha desarrollado y/o empeorado algún tipo de obsesión y quien diga que no, miente ( y sí, ser la policía/vieja del visillo de la pandemia cuenta como obsesión).

He hecho un listadito de manías susceptibles de convertirse en obsesiones (están ahí esperando a que algo en mi mente se encienda o se apague para salir a la superficie, lo noto en mis interiores).

Hago cuentas todo el día, todos los días, sumo edades, números de matrículas o cualquier cifra que se cruce en mi camino. Inútil y agotador.

En la misma línea que la anterior cuento las escaleras que subo, los pasos que doy, las veces que alguien repite una palabra o el absurdo número de mensajes  que me mandan para contarme algo, que por lo general no me interesa nada, y que se resumiría en un único mensaje de dos líneas.

Hablar sola, sí señor, hablo sola. No es algo que haya ocurrido por el encierro ni nada remotamente parecido, es algo que he hecho siempre. Suelo estar de acuerdo conmigo misma y me caigo muy bien, me parezco a mí misma una mujer muy interesante.

Repito en mi mente, como un eco, la última palabra que he oído, hasta que oigo otra que me gusta más. Esto es una idiotez, pero no lo puedo evitar. Lo hago a la vez que leo, escribo, hablo con alguien o voy de camino a casa. Esto deriva es esquizofrenia, fijo. No tengo pruebas, pero tampoco dudas.

Hago listas, listas de todo, esa manía existe, y tiene un nombre: glazomanía.

Todo lo que cocino tiene que se número par, tampoco es tan raro, teniendo en cuenta que en casa somos dos.

Hablando de números, manía contagiada por mi hijo: el volumen de la tele o de la radio, tiene que ser múltiplo de cinco.

Lo de tender, esto es probablemente la tarea que más pereza me da. Me voy relajando, pero tuve etapas en las que tenía que tender en cada cordel sólo un tipo de prenda y con pinzas del mismo color o que combinaran entre sí. Esta tontería está ahí agazapada en mi mente, puede volver en cualquier momento.

 

No me gusta ver notificaciones en ninguna red social o en whatsapp. Así que,  entro y salgo para hacerlas desaparecer y confieso que no siempre leo, (hay informaciones médico-sanitarias o de relaciones amorosas,  que no necesito para nada)

Me gusta que lo que me voy a comer tenga colores bonitos y combinados entre sí. Por ejemplo, ver zanahoria y tomate en la misma ensalada, no me gusta. Me aguanto porque soy una señora mayor y madura, pero me va creando poso. (Luego vienen los temblores de párpado y la vena hinchada).

Cuando hago la compra, juego al tretris con el carrito. Todo encajado, todo equilibrado, que no se me vaya para los lados. Los productos de limpieza por un lado y los de comer, por otro.

Ordenar el armario por colores, la despensa por colores y tamaños, que la nevera tenga sus baldas por productos,  son algunos ejemplos de las  idioteces que pueden volverse contra mí en cualquier momento.

Como veis estoy muy cuerda, no sé de donde se saca nadie que soy una maniática.