Felices 18

 


Dieciocho años.

No puedo evitar que se me escapen unas lágrimas cada vez que me paro a pensarlo.

De hecho,  no puedo parar de llorar, ahora mientras te escribo, anoche, mientras envolvía tu regalo y mañana cuando vuelvas de pasar el fin de semana y me des un beso (no lo sabes, pero me iré al baño a llorar, como hago últimamente).




¿Cómo ha podido irse el tiempo tan deprisa? He intentado disfrutarlo todo a tu lado, crear recuerdos, atender a tus locas preguntas, entender tu sentido del humor (un poco complejo a veces, para mí) , ser tu trampolín y  estar a la altura de tus necesidades.

Ahora, cuando falta poco para que vueles hacia  tu nueva vida, me pregunto si ha sido suficiente, si he sido capaz de atenderte siempre bien, si te he transmitido lo que quería, si lanzo al mundo a un adulto con las herramientas necesarias para soltar lazos y echar a volar, si he hecho un buen trabajo.

Y aunque estoy convencida de que sí, de que estás preparado, me asusta, como nunca antes me había asustado nada, este final de etapa.

Te miro, y a pesar de lo que  has crecido, veo a mi bebé, no puedo evitarlo. 

Está ahí, en la forma adorable en la que levantas las cejas cuando algo te sorprende, en la media sonrisa, en el flequillo, cada vez más largo y alborotado, en tus ojos verdes, y  en la transparencia de tu mirada.

Te vas,  y yo me quedo con la tranquilidad de que te dejo salir al mundo habiendo hecho mi trabajo y con la seguridad de que estás preparado para afrontar lo que venga, pero también con un miedo paralizante, con dudas,  y con una sensación de vacío que desconocía.

Se acabó el koalismo, dejamos de ser lo que somos, para ser dos entes independientes, y me da miedo por ti y también por mí.

Te vas, y aunque es algo que llevamos preparando toda la vida, cada vez que lo pienso, se me encoge el corazón.

Te vas y yo me quedo esperándote.

No me da miedo la soledad física. Me da miedo echarte de menos, me da miedo perderme cosas importantes en tu vida.

En unas horas serás mayor de edad y yo no puedo parar de llorar, como dice Vanesa Martín, “aún no te has ido y ya te echo de menos”.




Comentarios

  1. Bueno, pues llorar por algo así tampoco está mal ¿no?
    Felicidades a los dos.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Ya te ha llegado la mayoría de edad y cuanto se siente.... nuestros niños pequeños...... que para nosotras siempre serán un poco pequeños..... he pasado dos veces por ello y todavía lo siento y ya hace bastantes años.....
    BESICOS.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Comentando que no criticando.

Entradas populares