Septiembreando.
Septiembre es el mes de los comienzos: las dietas depurativas para quitarse la grasilla de las tapitas y las cervecitas del chiringuito, la vuelta al cole (o a la ofi), la limpieza de las casas, la llegada de la rutina, el comienzo de los días más cortos y los propósitos del curso. Es un mes de sacudidas: te sacudes con ganas los restos de arena, porque estás preparado para empezar un nuevo trayecto. Te quitas de encima el descontrol de horarios. Las calles y los bares de las ciudades costeras, se despueblan de turistas y vuelven a pertenecer sólo a sus moradores. Dejas a un lado las leturas livianas del verano y sacas un listado de libros para disfrutar en las tardes cortas de otoño. El comienzo de curso, además de a una catarsis, invita a comprarse una agenda de colores bonitos y rellenar con lápices recién afilados, la lista, o las listas de propósitos. En esto, como en todo, hay gustos (y colores), aquí algunos de los míos: Ser capaz de mandar mucho más a la mie