El silencio necesario
Hace cinco años el tiempo se paró. Las calles dejaron de ser, por unos meses, un lugar caótico para ser un remanso de paz. Este paréntesis de ruido, nos permitió (a unos más que a otros) hacer una especie de introspectiva para cambiar, arreglar, mejorar y sanar el alma (al margen del miedo que pasamos). Fue ese silencio necesario para templar los cariños verdaderos y para deshacer las energías negativas. Cada día, hay un millón de razones para estar en guardia, pero también cada día, tenemos la oportunidad de detenernos y observar. Y cuando te paras, cuando dejas que hablen los demás, algunos comportamientos humanos te chirrían hasta levantarte el estómago y te reafirmas en tu elección de callar, porque más vale un silencio que mil palabras vacuas. La maravillosa suerte de tener una opinión para todo, sólo es comparable a la no menos maravillosa dicha de tener una anécdota que contar (sea cual sea el hecho). Hay un tipo...