Igual no soy tan moderna como yo pensaba.

Siempre pensé que lo de envejecer y hacerse una carca era para otras, not for me baby. Pero resulta que sí, que me he quedado desfasada en muchas cosas.

La música: de toda la vida he sido de músicas atemporales, tipo, Jazz, Soul, flamenco, pero  me ponía Los40 y controlaba. Ahora no tengo ni idea de quién es Dua Lipa, o Nathy Peluso y lo peor es que  no quiero saberlo, quiero decir, que mi capacidad para actualizarme se ha perdido en la noche de los tiempos. Ya el rollo reguetón, ni lo nombro. En mi disco duro no caben más nombres, ni tipos de música. 

Que no es que me haya quedado en el Dúo Dinámico (puede que, en Modern Talkimg), pero que este verano mi sobri fue a un concierto de Camilo y pensé, ay pero ¿ese hombre no murió o es que el hijo canta también?.

La moda. Yo pensaba que yo era tirando pa modernilla y que llegaría a mayor (ojo con el eufemismo) siendo de estas señoras que visten de colores estrafalarios y llevan gafas así como de lo más cool, pero luego pienso, a ver que a dónde tienes que ir a la oficina, que allí se comenta hasta que te pongas una diadema y llego a la conclusión de que no sé si tengo la capacidad para  no sentirme intimidada. De todas formas, no fui estrafalaria con 15 años, tampoco iba a serlo en la madurez, ¿no?

 

Luego  veo algunas prendas  y pienso, pero bueno ¿con eso a dónde vas? , ¿Qué tipo de eventos tiene la gente que yo no veré jamás?, ¿cómo vas a la ofi con esas mangas que te llegan a las orejas?

Veo que,  por encima de todo, busco comodidad, la idea de ir con el taconazo con esos andares gallináceos que da el no poder con tu cuerpo o trotando por el pasillo a las seis y media de la mañana, como si fueras el séptimo de caballería, me parece, a estas alturas, una locura: no puedo y tampoco quiero.

Los actores: ni idea de la mayoría de ellos, por ejemplo, cuando se puso de moda EL Duque, yo no sabía quién era y cuando conseguí enterarme, tampoco me pareció para tanto, ¿no? A ver, que el chico es mono, pero que yo me quedé en Juanjo PuigCorbé.

Series: No he visto ninguna de las que todo el mundo habla, ni Juego de tronos, ni el Cuento de la criada, ni la Casa de Papel, soy, lo que se dice la resistencia del streaming y no, no tengo ni pajolera idea de lo que es El juego de Calamar y francamente no me interesa demasiado.

¿La gente no tiene plancha, suelos que aspirar, polvo que limpiar?. ¿ o es que me he perdido algo y soy la única que no para de fregotear?.

Salir: el gran tema, que me ha gustao una fiesta como a la que más (y también quedarme en casa), pero  ahora lo de salir de fiesta, como que no me llama. La pandemia ha aniquilado las ganas de casi todo, igual en unos meses me apetece, ahora no. En cualquier caso, es algo que decidiré yo solita, sin ningún tipo de coacción o pressing social.

Antes de la pandemia,  salía a cenar y a lo que surgiera, ¿no? Lo que surgía era un antológico quererse morir al día siguiente (y al otro también, que el cuerpo no aguanta lo mismo) que me quitaba las ganas de que surgiera nada más pa unos meses.

Ahora salgo a cenar y luego  me voy a casa y me enchufo una peli o una charlita en el sofá con alguno de los hombres de mi vida, y oye tan ricamente.

La juventud: esa que tiene, pongamos por caso, unos siete años menos que yo,  y suelta un claro, es que igual te duele la cabeza por la edad, ¿perdona?

A ver si te crees que es soplar las putas velas y empezar a instalarse las actualizaciones de dolencias varias. Me duele la cabeza de ser, de querer ser,  un todo completo y perfecto, fin, los años no tienen nada que ver.

Muy al contrario de lo que la gente puede pensar, siento que estoy en una etapa maravillosa, que,  a pesar de ser una cateta en actualidad, y de los dolores de la muerte, estoy fabulosa, que me gusta mi cuerpo, el de antes y el de ahora, que asumo mis arrugas, mis manchitas y mis imperfecciones (las físicas y las otras) como parte de mi yo, y que me encanto, no todo el mundo puede decir lo mismo.

Yo me siento divina ( y no hay más que hablar).