Las responsablidades (las que no son mías)

 

El problema de ser un poquito polvorilla, es que, como no te aguantas, le metes mano a todo, porque se te retuercen los intestinos cuando ves cosas pendientes, porque tienes esa mierda de complejo de salvadora del mundo, que te impide quedarte tan pancha en tu casa y dejar que los demás actúen.


Si a tu natural tendencia a sobrecargarte con marrones ajenos, le añades el hecho de vivir (o trabajar) con gente que tiene esa innata y relajadita tendencia a derivar responsabilidades, enarbolando la bandera de la falta de compromiso, tenemos el drama, una  puta bomba de relojería, que amenaza todos los días con estallar.



Yo, intento mirar para otro lado, juro que me resisto,  me juro a mí misma en arameo antiguo, que no, que no, que no voy a cargar con responsabilidades, no ya por encima de mis posibilidades, (el drama es ese, que puedo con todo) no, por encima de lo que me toca (que voy a cobrar igual y que nadie me va dar una palmadita en la espalda).





Esa especie presunción narcisista del másmerezco, que lleva a la gente a pensar que pueden, simplemente, sentarse a esperar a que hagas por ellos, lo que ellos deberían hacer, tiene nombre: flojera. La gente es floja, comodona, incapaz de asumir sus mierdas, y yo soy una idiota de manual, por coger todos los toros por los cuernos y terminar siempre con una resaca emocional para la que no estoy preparada (aún no soy tan buena persona, estoy en el camino, pero vamos que hasta la Madre Teresa terminaba a veces hasta el papo).



En mi vida hay cosas que sólo se explican si soy la protagonista de una especie de cruel reality, el Show de Alicia o algo, porque no me cuadra nada, ¿por qué conozco  todos los idiotas con Síndrome de Peter Pan? En serio, lo pienso todos los días un ratito. “¿Es mi vida una mierda de broma"






Porque ese quijotismo absurdo ya no está de moda, ese  venga ya lo hago yo,  es un fardo con el que no hay quien pueda. Ahora lo que se lleva, lo que te hace ser super cool, es no tener ni oficio ni beneficio, pero quedarse igualmente mirando al techo a verlas venir. 





Y aunque tenga que sellarme la boca, atarme las manos o atentar de cualquier otra manera contra mi persona, parafraseando a Escarlata, “a dios (bueno a vosotros, que no creo que dios lea mi blog) pongo por testigo de que jamás me volveré a ofrecer voluntaria para nada, me aguantaré las ganas como sea, me sentaré a mirar cómo se mueven los demás, aunque tenga que matar, robar  o lo que se tercie,   se acabó la mierda de apoyo unilateral”


Y sí, ayer era zen, pero mandar a la mierda, también equilibra (y mucho) los chacras.








Ea
  a la mierdaaaaaaaaaaaaaa

Comentarios

  1. Me recuerdas a cuando yo luchaba contra la estulticia general.
    Después dimití.
    Y me alejé de todos.

    Por cierto eso de coger el toro por los cuernos, je... conmigo no podrías, jajjaaja

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  2. Bueno como has visto cada día es una historia y nunca mejor dicho . Responsabilidades las justas las que te pertenezcan y hay que saber decir NO. y no pasa nada ...y si pasa ya sabes se le saluda cortes mente y punto pelota ajja. Un besazo cielo.

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  3. ¡NO! es una frase completa, una que tenemos que aprender a pronunciar, pero nos apuntamos a todo lo que está a medias, pensamos que somos imprescindible y superiores. menos mal que como lu cuentas tu hasta nos podemos reír. Saltibrincos

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  4. Hay que tener un día de cada, de zen y de mandar a la mierda.

    Besos.

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  5. Yo intento aprender a decir NO todos los días pero no hay forma. También es verdad que me estresa menos hacer yo las cosas que decir que las hagan, porque no se acuerdan de hacerlas o si las hacen, las hacen mal. En algunas cosas o situaciones, en eso si se decir NOoooo. Un abrazo

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