El arte de simplicar las cosas.
"Y por el poder de una palabra empiezo
de nuevo mi vida. He nacido para conocerte, para nombrarte: Libertad."
Paul Éluard.
Lamentablemente el precio a pagar
por la libertad es alto: soledad, incomprensión, absurdos juicios de valor y
algunas envidias de las malas.
Cuando tienes la desfachatez de
liberarte de la esclavitud del quedar bien, cuando rompes las cadenas de los
normas, si te atreves a crear las tuyas propias, la respuesta es una
estampida general de mentes simples, que no entienden, ni respetan que alguien
pueda tener otra opinión de la vida.
Mi aspiración nunca ha sido una
vida fácil, pero sí una vida sencilla, no quiero tener que andar como si
paseara por un campos de minas, cuidando lo que digo y lo que hago, para no hacer
estallar algún tipo de cisma.
Decía Chavela Vargas: “Lo supe siempre. No hay nadie que aguante
la libertad ajena; a nadie le gusta vivir con una persona libre. Si eres libre,
ése es el precio que tienes que pagar: la soledad”.
Lo único que pido es paz.
Hacer lo que me apetezca sin
justificarme.
Expresar mi opinión sin que me
fusilen.
No sentirme juzgada o fuera de por no pensar igual.
Quiero quedarme en casa, o salir al campo sin que media humanidad
piense que tengo depresión.
Quiero pasear por la playa sola,
porque me da la gana, sin tener que informar a nadie (no sea que se quieran
venir).
Que respeten mi espacio, mis
momentos de soledad (que la amo).
Apartarme de los ambientes
insanos.
Quiero poder brillar y contagiar
a los demás, sin miedo a generar envidias.
Pegar un melenazo y marcharme dando un portazo de los entornos
castrantes.
Huir de las personas erizo, esas
que sólo proyectan veneno y tiran a dar.
Quiero vivir mi vida de forma sencilla, disfrutar de las
cosas pequeñas, abrir las ventanas de mi hogar al aire fresco que ventila y
limpia los ambientes enrarecidos.
Me gusta brindar y celebrar la vida,
mandar, no ya audios, podcasts , a las personas a las que de verdad les importa
lo que he hecho durante el día, reírme mil veces más de aquella vez que me caí, que la brisa del mar me revuelva el pelo, y notar que se me pone la piel de gallina con una canción.
Sólo quiero cosas sinceras, y
bonitas, la dignidad y la humildad de las margaritas, el color del cielo en la
hora mágica, la palabra relente, me recuerda las madrugás en la feria, las miradas limpias, las llamadas sinceras,
las personas que escuchan de verdad (no esperando el turno para contar lo
suyo), y sobre todo la libertad, la mía, la que he conseguido, la que me permite
cagarme en tó sin explicar ná.
Pues ante tu exposición olé tú.
ResponderEliminarFeliz tarde serena y calurosa.
Un besote.
Besosm Campi!
EliminarTe gusta lo mismo que me gusta a m♂
ResponderEliminarBuen texto
saludos
gracias!
EliminarMi libertad no se toca, no pueden afectarme las miradas ni los cuchicheos, que realmente no creo que sean muchos porque no soy una persona normalita . Unos abrazos
ResponderEliminarY si hablan, pues que hablen...
EliminarSí, yo también quiero eso. BESICOS.
ResponderEliminartan importante...
Eliminar