Peripecias en las peluquerias II.De cómo una llanita me oxigenó la cabeza.

Estaba yo pasando el fin de semana con una amiga en Algeciras, para el sábado teníamos una fiesta de blanco, y claro, éramos jóvenes y seguramente sufríamos de tanorexia, porque éstabamos a un paso de ser las hijas de Kunta Kinte, y aún queríamos ir a la playa, por si en el transcurso de la mañana se nos iba el color.
Cuando salimos a la calle, con las mochilas, las sillas, la sombrilla y todo el kit playa, vimos que del suelo se levantaba como una espiral de polvo y de hojas y de todo...Yo no entiendo mucho de estas cosas, pero si en el pueblo hacía viento, en Tarifa, que es a dónde íbamos (por aquello de hacer top less, sin encontarnos con todo el mundo) íbamos a salir volando.
Así que, descartamos el tema playa y nos fuimos con nuestras mochilas a Gibraltar a comprar chocolate y algunas cosas más. Estuvimos dando un paseo y cuando estábamos en una plaza, o en la única plaza, se nos acercó una llanita que era prima de una amiga de mi amiga se puso a hablar con nosotras y nos contó que había abierto una peluquería (en el salón de su casa).
Fuimos con ella, la muchacha tenía mucho interés en enseñarnos cómo había quedado su nuevo lugar de trabajo y nosotras no teníamos nada que hacer.
Entramos. Estaba todo como en tonos rosas y lavanda, muy cursi, mucho. Es que cuando intento recordarlo, veo una mancha rosa y poco más. Había puesto un vinilo en la pared con la silueta de una cabeza (como la de la señorita Pepis) y un letrero que decía : Magic Dream Hairdresser
A pesar de la pinta que tenía aquello, nosotras nos dejamos peinar: la idea de ir a la fiesta con el pelo liso por una vez, era lo suficientemente atractiva para olvidar todo lo demás.
Nos propuso hacernos las Magic mesha (ese acento llanito) y nos dejamos, ¿pero por qué nos dejamos?. Yo pensaba que por ser magic se iban a iluminar o algo, cómo esas figuritas de la Virgen de Fátima que se iluminan en la oscuridad, pero eran mechas normales, de las de agua oxigenada que terminan quedando naranjas.
Nos puso un gorro de plástico de esos como de ducha y empezó a sacar mechones de pelo con una aguja de hacer croché, ¡¡ La leche que le dieron a la Rosa Mar, que daño!!. Después de tanto sufrimiento, nos puso una copita de vino dulce para que el color subiera mejor (no, nunca supe la relación y todavía la desconozco). Claro, con la tontería de que las magic mesha no subían de una pasamos a dos y de dos a tres, vamos que salimos de allí, casi albinas y como la jaca del duque.
El caso es que, fuimos a la fiesta, muy morenitas ( a pesar de no haber ido a la playa), vestiditas de blanco, con cierto dolorcillo de cabeza y más rubias que la Madonna, porque Rosa Mar no nos puso mechas, ¡nos pintó la cabeza entera! (ella también se tomó el vino dulce).
Lo que sí me quedó claro, es que con los peluqueros británicos no me entiendo muy bien, me quedo con los del suelo patrio, ¡siempre será menos dañino!.

Comentarios

  1. ¡Ja, ja, ja!

    ¡Cómo te entiendo! El tema peluquería es bastante delicado. Diez años que pasé en el extranjero y no encontré peluquería ni peluquera que entendiese mis remolinos. En Francia son terribles y encima te clavan, por aquello de la fama, supongo.

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  2. ¡Ja, ja, ja!

    ¡Cómo te entiendo! Diez años que pasé en el extranjero y nunca encontré peluquería o peluquera que entendiese mis remolinos. En Francia son terribles y encima te clavan. Será por aquello de la fama, supongo ;)

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  3. Por lo menos quedo ese recuedo sonriente del momento vivido.
    Las peluquerias mal necesario para nosotras.

    Cariños

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