Verano, verano.

Que está aquí el verano,lo supimos desde el mismo fatídico instante en el que la siempre sencilla Anita Obregón, posó cual sirena recién salida del mar, para todo el que quisiera fotografiarla, que ella es muy estrella y lo que le sobran son flashes.
Lo que no podíamos imaginar, ni siquiera en nuestras peores pesadillas, es que el destino nos depararía la desagradable visión de el ex de la Pantoja en calzoncillos blancos. Como si no fuera suficiente aventura intentar dormir con las altas temperaturas del verano del sur, ahora tenemos que tratar de convivir con la esperpéntica imagen del ex-edil paseando su oronda y fofa anatomía por las playas españolas. Si la indeleble visión de Julián no es suficiente motivo para no poder conciliar el sueño, aqui lanzo otras cuestiones que me llevan rondando, desde que tuve la fortuna de clavar en mis retinas la imagen que ya no podré borrar jamás: Este señor que aún tiene unas sesenta causas pendientes con la justicia, que se ha llevado el dinero de los contribuyentes, ¿no se le cae la puñetera cara de la verguenza?, ¿cómo es posible que el mamarracho este se vaya de vacaciones, y nosotros los que trabajamos no podamos salir? ¿ por qué se le da cobertura mediática a este impresentable? ¿no debería apelar a la prudencia y no hacer apología del derroche?
Lo peor es que, (aunque parezca imposible esto puede empeorar) según ha anunciado Lidia Lozano ( no se yo viniendo de la resucita muertos) hay unas fotos del, de momento ex presidiario, desnudito en la cubierta de un yate, a lo Conde Lequio, en busca del mejor postor.Que digo yo, que lo que esconde el Conde no estaba mal,pero que nada mal, pero lo que esconde Julián, escondidito debería quedar. Pues avisados estamos, si queremos volver a conciliar el sueño, lo mejor será salir del país.
Ay! verano, verano!.

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