Las infancias pasadas, presentes y futuras.

Anoche tuve una conversación con mi hijo sobre si los Pokemoms cagan o no.
Y es que yo no tengo claro si son mascotas de las que tienen necesidades o son del tipo robot.
Mi hijo que todo lo ve muy normal, dice que están vivos, y que comen, pero que nunca los ha visto cagar (claro, que tampoco vimos nunca a Heidi cagar).
Así que, lo pregunté en facebook, y bueno en fin, se llegó a plantear el color y la consistencia del tema en cuestión, (hay que ver lo escatológicos que somos).
Dije que los dibus de antes era como más normales, pensando en Heidi y Marco, pero hubo quien recordó a Afrodita A (aquella que lanzaba los pechos a cualquiera que se atreviera a hablar).
Y es que con aquello de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, nos hemos empeñando en que nuestra infancia estuvo exenta de violencia (verbal y de la física), que éramos más inocentes, que todo era más sano antes.
Y no, veíamos Comando G, Mazinger Z, sufrimos con un niño que buscaba a su madre (esto era traumático), una niña que no podía caminar y se fue a la montaña y se alimentaba de queso y leche y lloramos el día que se murió Chanquete, bueno todas las veces que se murió.


Nos enseñó a contar el Conde Drácula y un monstruo azul tontaina nos aclaraba la diferencia ente cerca y lejos, mientras otro, también azul,  no paraba de comer galletas (ahora dirían que potencia la obesidad o cualquier tontada de esas, fijo que este cagaba).
Tuvimos al final una infancia seguramente con menos comodidades, con menos protecciones, pero si nos paramos a pensar, tal vez vimos y vivimos cosas, que no correspondían a nuestra edad.
No veo yo motivo para tanta alarma con la violencia de la tele, de los juegos, que la hay, efectivamente, pero  la hubo en nuestros tiempos y estamos bien, ¿no?
También entonces había juegos de mundos que se acaban y de invasiones espaciales y en fin, hemos sobrevivido, incluso a que nos explicaran que fue aquello que hizo Tejero,  y aunque nos metieron un poco de miedo aquél día, se nos olvidó todo cuando salimos a jugar.
De hecho,  hay hasta quien después de ver a Afrodita A lanzar los pechos, se ha atrevido a siliconarse… un acto de valentía tal y como yo lo veo, no sea que se escapen o algo.
Pues eso, que parece que no hay tanta diferencia entre nuestra infancia y la de nuestros hijo, ¿o sí?
Y si después de esto, fuimos capaces devolver a jugar al parchís, es que realmente, los niños de entonces no éramos tan vulnerables.





 .

Comentarios

  1. Pero entonces no teníamos maquinitas para jugar solos. Un beso.

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  2. La sociedad cambia. También los dibujos animados.
    Besos.

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  3. Me has quitado un montón de años de encima, luego los he recuperado y reflexionado contigo, ha sido un buen ejercicio. Saltos y brincos

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