Y que no se acaba



El verano se me está haciendo largo de cojones.
La jornada intensiva me está matando, (no me cuesta levantarme temprano, lo que me cuesta es acostarme antes de las doce).
Definitivamente, el madrugón europeo es incompatible con nuestro trasnochar español.









No dormir me hostiliza con el mundo, todo me viene mal, la mañana se ralentiza y me subo por las paredes (mucho), y no, no concibo la idea de meterme en la cama a las 21:30 como si fuera sueca.












El adolescente  ha decidido que,  ya que para el curso que viene tiene intención de currar desde el primer día, va hibernar todo el verano (esto implica de doce a catorce horas de tumbing en el salón y el resto de cama).
De momento, está haciendo acopio de energías, atrincherado en el sofá (ese que no voy a cambiar hasta que no se vaya a clase) bebiendo refrescos de cola y engullendo toda suerte de helados, donuts, y guarrerías varias.






Al hilo de esto, me mata llegar a casa y encontrármela como si se hubiera celebrado un encuentro gamer: cables, auriculares, juegos, cargadores, restos de chocolatinas y latas de refresco, como si la habitaran cinco adolescentes casposos, en vez de uno guapo y normal.
Me hidrato la piel  como si me dispusiera a deslizarme por el suelo hasta llegar a la cama, pero a los diez minutos tengo los brazos y los pies  como una mojama. Esto igual es de la edad, pero en invierno disimula.
Me ahogo un poco casi todos los días y espero que la llegada de las primeras lluvias, (por favor, por favor, que llueva ya) aplaque las alergias, que cualquier día me da un chungo.
Aunque soy disfrutona en general, este año el chunga-chunga  chiringuitil empieza a cansarme. Soy de las suertudas que disfruta del verano en verano y del invierno en invierno, pero este año estoy saturada.
La falta de acción en el curro,  me está causando ansiedad y me está saliendo un alien en la parte superior de la espalda, que me va a costar horas de rehabilitación y masajes dolorosos. Es raro que no hacer nada me duela más que no parar, pero soy un poco  intensita.

Quiero que llegue el frío, estoy harta de que se me escurran los pies en las sandalias, de que el levante me deje el suelo de casa crunchi las 24 horas, de la anarquía de horarios, de las horas inactivas de la siesta porque no hay cojones de hacer nada, de  ver  fotos de espaldas mirando al mar en Instagram, de las noches a medio dormir y de que  mis plantas demanden riego diario, que no me da la vida.


El frío me recuerda a aquellos sábados que nos lanzábamos a la calle en falda corta y sin abrigo para lucir tipín y nos metíamos en la cama con los pies helados después de un colacao calentito.
A las noches en vela en temporada de exámenes.
A los cafés eternos en El gallo azul en las vísperas de Navidad.


Me recuerda a caminar para el insti con superami, sin sacar las manos de los bolsillos y con la bufanda tapándome toda la cara, mientras nos partíamos de la risa, porque íbamos forrados de ropa y no podíamos ni andar.
A las exposiciones de pintura en los Claustros, no porque nos interesaran, sino porque era una excusa para escaparnos de clase.
A la primera navidad del adolescente.
A salir a buscar musgo para el belén.
A tardes de manta, chocolate y libro.
A los domingos de arroz (que no siempre salía) en el campo.
A los mostos, al ajo campero con rabanitos y a la berza.


Es muy probable que, cuando llegue el frío, escriba diciendo que me quiero pasear en bikini por la playa, pero últimamente, soy pura contradicción y pura queja, igual cuando vuelva al horario español de persona humana, vuelvo al modo zen.




Comentarios

  1. No estoy de acuerdo contigo en la ganas que tienes de acabar el verano, pero sí lo estoy en lo de ajustar nuestro horario y poder trasnochar a gusto sin tener que levantarte al día siguiente como un zombi.

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    1. Irse a la cama temprano en verno es incompatible con vivir y trasnochasr y madrugar, tambié,, asi que, no vivo..vivo sin vivir en mi...

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  2. Yo también añoro ya el otoño. Un beso

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    1. ya verás cuando vengan cuatro días seguidos de lluvia...

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  4. Todo cansa hasta lo bueno y la familia, tambien espero deseosa el invierno con el otoño por delante que es mi estación favorita, esa y la Terminal Gran central de Nueva York. buenas noches, bueno ya tarde se que te has acostado

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    1. Las estaciones intermedias, siempre..los extremos como que no...

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  5. El frío llegará, no te preocupes, y con él todo lo que estás echando tanto de menos.
    Yo al año quizá paso dos semanas de frío y el resto un calor muy intenso... vivo en el extranjero, en un clima tropical. Soy más de altas temperaturas, qué le voy a hacer.

    Un saludo.

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    1. A mi el calor no me molesta, me molesta que se alargue tanto...o madrugar sin dormir, o la playa, o la gente semidesnuda por la calle..no sé...

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  6. Siempre es un sentimiento de espejo reflejarme en tus post cuando vengo jajaja, incluido el adolescente en horizontal :P
    Creo que le tengo tantas ganas a la lluvia y al otoño como repelús a la concentración de cuadrícula horaria familiar.
    Yo, si no fuera por el paréntesis viajero, borraría este cansancio que me produce el calor veraniego...
    Bss y ánimo! que todo llega

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    1. Ainsss la adolescencia...se me está haciendo difícil...

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