La ceguera de la maternidad

No  soy yo ejemplo de nada: mi vida es un cuadro y yo misma soy otro. 
Pero es que estas madres, supermadres, megamadres, que parecen que estén postulando al título de madre del año, me sacan de mis casillas (en realidad, siempre estoy al borde de algo).
Los niños (con once años) se van de excursión para volver en el día, y ahí están ellas: esperando a ver cómo sus vástagos se  suben al  bus, para decirles adiós con la mano, como si se fueran los niños a Kosovo, dándoles un  besito en la fila (aquí el niño se pone como una amapola y le dice con un hilo de voz: “mami, por favor”), recordándoles  lo  que llevan en la mochila, que se abriguen o se desabriguen según tengan frío o calor, que beban si tienen sed, que coman si tienen hambre.
Pero, ¿es que no ven que es absurdo? , ¿ no se dan cuanta que estamos creando una generación de blanditos?
He llegado a ver con estos ojitos que se ha de comer la tierra, a una madre subirse al bus , y decirle al conductor que tenga cuidado con los niños, para luego, no contenta con la hazaña, encargarme (yo iba a esa excursión) que lo vigilara, no se fuera a tomar ni una cerveza  (palabrita de Alichita).
A ver,  que los niños son mayores, que tienen que vivir y equivocarse y pasar frío, y echarse la botella de agua encima y pasarse el día mojados, que tienen que pasar calor, que se tiene que  resbalar, y revolcar en el barro, ¡coño,que tienen que  vivir!.
Vivir la infancia,  porque pasa volando para ellos y para nosotras, reírse sin preocupaciones, disfrutar de la vida ahora que los problemas del mundo adulto no los devoran por dentro, que si se rompen una pierna, se escayolan y estarán felices de ser los protas un par de días, que no pasa nada, que son niños, y tienen la obligación  de ser felices (ellos que pueden , que tiene la suerte de vivir en esta lado del planeta), que la vida son dos días y que la absoluta inocencia que tienen ahora,  se pierde para siempre, que sean niños, y que hagan lo que les de la santa gana (he dicho).

Y ya esto de los exámenes, (killing me softly): 

-Supermadre: mañana tenemos examen, no?
-SuperYo: no sé, yo no me examino de nada, ¿de qué es el examen?
-Supermadre: ¿no te lo ha contao tu hijo?
-SuperYo: mi hijo pasa, de contarme cuándo tiene examen, corre el riesgo de que lo ponga a estudiar…
-Supermadre: ¿no le pones tarea?,¿ no le tomas la lección?, ¿no hacéis simulacros de examen?
-SuperYo, (sintiéndome la peor madre del mundo y en un hilillo de voz) no….

En fin , que lo mismo se encaman con el niño y la novia o con la niña y el novio…
Se de una que el día que la niña diga que tiene novio, pide tres días de luto nacional , porque le da un chungo.
Ainsss, de verdad, que estos son los que nos tienen que pagar las pensiones, ¡coño!
Vamos a intentar que sirvan pa algo, ¿no?, ¿o los convertimos en Kikos Riveras, Ylenias y Chabelitas?
Esta canción no tiene nada que ver con nada, pero como a mi hijo le encanta esta versión ,¡ahí va!







Paz y amor, ¡que me pongo ennerviá!.


Comentarios

  1. jajaja, las mías ya están creciditas, pero estoy de tu parte, no hay que ser sobre-protectora a partir de cierta edad, cuando los chavales ya cumplen los 30 mejor bajar el ritmo de vigilancia. Un abrazo grandeeee

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  2. Yo tampoco he preparado nunca los exámenes. Un beso.

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  3. Está genial... Jajajaja "killing me softly" los hacen unos ineptos para todo. Les impiden madurar y son unos nenés desamparados a la edad de 60 años, cuando se les ocurre a esas madres morir. Yo conozco a una mamá que tiene un hijo de 50 al que nunca le dejó ser productivo por lo terrorífico que es el mundo. Nunca sale a la calle. El hijo está aterrado esperando el día en que la madre muera y pensando ¿qué será de él? Yo creo que se enterrará vivo con ella. hay que tener presente que "ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre."
    Un fuerte abrazo, Alicia.

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