Limpieza de Otoño

El otoño y sus cambios de temperaturas,  traen consigo el inevitable y abominable cambio de temporada en el armario.
Los que vivimos en el sur, sabemos que  el entretiempo no existe, no, es apenas un segundo,  un suspirito que te permite ponerte el cárdigan ideal, un rato en una efímera tarde.
Y de verdad, ir hecha un  cuadro por la vida, no es cualquier cosa.
El entretiempo en el sur, es salir una mañana a la calle,  con un vestido de verano, verano,  y volver morá de frío por la noche, tomar  un cacao caliente al llegar a casa,  y meterse debajo del colchón, porque el frío ha llegao de repente y no hay mano  ni una triste manta ni nada de nada.
O salir una  mañana, que amanece fresca con un yersisito (que dicen las abuelas) o con una falda con medias,  y quitártelas de un tirón, a la vuelta en el ascensor,  porque un segundo más y te mueres asfixiá.

Pero además de todo eso, yo siempre lo vivo como un tiempo para comenzar algo: un curso nuevo, una etapa para los encierros emocionales, las retiradas, las huidas, las lejanías  y  los ostracismos auto impuestos.
Y es que el verano,  nos deja esa especie de regustillo  agridulce, el mismo que deja un domingo después de un  sábado de fiesta.
Tengo un amigo que afirma que es la serotonina, (algo relacionado con el alcohol y la falta del mismo al día siguiente).
Conclusión:  que todo lo que sube baja.
Puede que sea eso, puede que nos asuste la rutina puede que el tono cobrizo del cielo, las ascuas que quedan en el hogar y la lluvia que cae como sin ganas, nos afecten y nos hagan sentirnos especialmente melancólicos.
Lo mismo el bajón de todos los otoños,  es que después de un verano de fiestas y desfases, la vuelta a la vida diaria, nos deja un poco (bastante) por los suelos.
De todas formas,  mi manera de encauzar esa caída emocional,  es con un encierro voluntario, con una catarsis en la que procuro poner en orden quien soy, dónde voy y qué estoy dispuesta a entregar a cambio de la consecución de mis metas.
A veces me pierdo en el proceso, a veces encuentro cosas de mí que me sorprenden, a veces me gusta lo que descubro y a veces no.
Hay días en los que lamento haber dicho las palabras perfectas a la persona equivocada, de vez en cuando me pregunto ¿por qué? y otras veces ¿por qué no?, y me pierdo en una espiral de sentimientos encontrados, y me siento como un conejillo de indias en un laberinto.
Muero al borde de un suspiro que nunca dejé escapar o me retuerzo en el eco de las palabras que dije y digo y lanzo al viento las que nunca llegaron a salir de mi garganta.

¿He perdido el tiempo?, seguramente más del que debería permitirme, he creído en las hadas y en los finales felices, y no quise ver que si algo no termina bien, es que no es el final.
De sentimientos ocultos están hechos los mejores poemas, de palabras no dichas las mejores canciones, de historias que no tuvieron un final,  las mejores composiciones musicales.
Y es que a veces,  sólo a veces, lo que va a pasar, está pasando ya , y a veces,  sólo a veces,  es mejor callar y dejar que ese sentimiento muera de inanición. 
¿Qué si no el amor mueve el mundo? 
No hace falta que sea un amor romántico (que estamos empeñados en encontrara a la puñetera media naranja) , está el amor de hermanos, el de amigos, el de padres e hijos , el amor profundo e incondicional a la vida (que deberíamos celebrarla a diario), es el amor, en fin, el sentimiento más puro que existe.

Porque lo único seguro, lo único que es real, es que esto se acaba y hay que aprovechar los momentos, reír en los buenos y sí, llorar en los malos.



 

Comentarios

  1. que profundo. Yo tambien ando por los suelos. Un beso.

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  2. Lo has descrito a la perfección.

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  3. Pues que sea un lindo otoño para ti y los seres que amas.
    Besos.

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  4. Veo que tienes un ingreso al otoño muy agitado
    Y lo de la serotonina y el alchol me destornillo
    Cariños mil y a pesar de todo buen martes.

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  5. Soy adicta al otoño aunque se porte mal, mi armario responde a esos cambios porque ya tengo practica después de tantos, tantos otoños. De lo demás unos días de una manera y convencida y unos días del revés y buscando mi culpabilidad, no la encuentro, siempre encuentro la de los otros y es que me quiero mucho. Un abrazo

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  6. Coincidimos, aqui ando peleándome con el otoño, que no hay forma de que nos sentemos a hablar cara a cara...

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